De atléticos a indios y colchoneros, pasando por atletistas

"Y usted, no pise ese Escudo..."
Luis, presidente de honor

domingo, 22 de febrero de 2009

Nadie en el TERCIO sabía...

… Como coño comerse esto. Si con la cuchara de la animación, el tenedor de la paciencia o el cuchillo de la protesta. El silogismo de “hay que animar”, lleva camino de trece años sin encontrar su Eldorado. Es más, a alguno se le queda la impresión de que se está dejando los pulmones y las cuerdas vocales con un leopardo transmutao en caracol, al que ya le puedes animar hasta reventar que se va a llevar entre clarita e imposible. Por algunos sitios, luce manchas; en ocasiones se le vislumbran fugazmente los colmillos, aunque la garra se la haya dejao en tiempos pasados. Y, sobre todo, se le ve mucho caparazón, pocas patas y mogollón de baba. De la mala. Así, puede llegar a ser habitual que los poquitos aficionaos que corren con un felino, puedan pasarse por la piedra, allá en la pradera, a los muchos hinchas que van en molusco. Una vez, pase. Dos, mosquea. Tres, mecagoenlaputa. Once… Casi que es pa invidentes.

La paciencia, es arma de doble filo. Y caducidá relativa. Los hay que no tienen paciencia en un tiempo del partido. Los que la pierden al final del mismo. Los que esperan un par de semanitas. Otros, un dúo de meses. También existen que se aferran a ella pa una temporada entera. Incluso a dos, si el entrenador es nuevo y tal. Y luego, vienen los del Atleti. A cuyo lao el santo Job era un histérico de agárrate y no te menees. Somos los hiper-pacientes. Tan pacientes, que no nos damos cuenta de que el entubao que apenas respira, vaciaos los bolsillos sobre la camilla, no es nadie que no conozcamos. Que nos llevaremos las manos a la cabeza en los pocos estertores que nos queden, cuando venga la enfermera con un espejo. Y nos reflejemos ahí. Entonces, comprobaremos que cambiamos la paciencia por el cretinismo. Ya no se podrá coger un vuelo por atlético pa llegarse a las Caimán con las pinturas de “venganza” sobre el jerón. Nos contentaremos quizás con arrojar a sobaquillo los prismáticos vendidos en el kid de la peineta. Por si damos a dos. Que siempre es más probable que dar a uno.

La protesta, es algo eventual. Como las quinielas. Puede tocarte un domingo, y no volver a verlas el pelo hasta dios sabe cuándo. Es una cosa jodía. Contra el palco, digo. Como primera providencia, la protesta es coto privao de caza de jugadores adversarios y árbitros. Principalmente. Bajo esos parámetros, al protestante se le sonríe, se le hace un gesto de complicidá, o se le suma uno o millares en la reivindicación. De vomitorio a vomitorio y tiro porque el daño es notorio. Si uno se levanta, y mete cuatro berridos en medio de los prolongaos silencios que anidan en la Grada de la “mejor afición del mundo”, lo tiene que hacer pa que le sigan. O al menos, no le miren cual bicho raro. Árbitro y jugadores rivales, arriba del ránkin. Y luego entrenadores y mercenarios propios, si el asunto canta por soleás. Los que están ahí, vamos, cerquita del verdín. Que los directivos, “solo” son presidentes, y ni juegan, ni les da tiempo a meter los goles y poner el dinero a la vez. O no se van a ir. O es una gilipoyez gastar pico y pala ahí. O pon tú la leña.

Me declaro protestante. Sin saber mucho de la vida de Lutero, lo soy. Y la fuerza sin desfallecimiento que todos los protestantes ofrezcamos mediante actos, dentro y fuera del Estadio que se quieren pasar por la piedra, serán vitales pa sostener la llama hasta final de temporada. Donde la experiencia (triste) nos dicta que se sucederá la maldición del gilifato: “otro año, otro timo”. Los habrán que esperen al decimocuarto proyecto sin rascar metal. La paciencia es un límite muy personal. Solo confío en que la lucha de los que no tragan ya con las boñigas envueltas en perfumenes de futuros que no llegan nunca, se haga tenaz y salvaje hasta esas fechas. Pa que muchos otros indecisos, tímidos, aletargados, vean al menos que hay una camada de cojones y ovarios que han estao señalando día sí y noche también hacia el que hace posible la humillación o la gloria de toda institución: sus dirigentes.

S I E M P R E A T L E T I.-


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también soy protestante. Me uno a tu clero. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Soy protestante, desde el año 1987cada vez con mas fuerza. No nos callaran, que ganas tengo de ir al futbol, a hablar de futbol, tomarme unas birras con los amigos colchoneros,pero mientras no cejare en mi empeño, que es el tuyo y el de muchos, en seguir protestando sin parar, contra los que nos estan destruyendo, y hundiendo en la miseria, tanto economica, como deportiva.
POR UN ATLETI DIGNO, LOS TENEMOS QUE ECHAR.
PUERTA 0, Y LO QUE HAGA FALTA.
Un saludo compañeros.