De atléticos a indios y colchoneros, pasando por atletistas

"Y usted, no pise ese Escudo..."
Luis, presidente de honor

miércoles, 29 de abril de 2009

El cuadrado dividido por la hipotenusa

Sin quererse arrogar medallas pa las que hizo mayores méritos un tal Nostradamus, hay una verdá ineludible: la actual directiva acabará por desaparecer, como uno se quedó sin su (santa) abuela. Solo un tal Christofer Lambert, un Sin Coneri u otro personaje de ficción de aquella inmortal saga, puede rebatir este axioma, bajo el “yo soy eterno”. Exclusivamente, desde el punto de vista de la ficción de los 35 mm. Osea, que se pirarán. Aunque quede mas digno, más redentor pa los que sufrieron su devastador y estafador paso, obligarles a irse. Si es pidiendo perdón, casa por casa, por todas y cada una de los atléticos a los que ha robao, vejao y humillao, mejor.

Ahora, bajo este mandamiento, surge la duda de la cuestión tiempo. Por un lao, si se les dará el suficiente como pa aumentar la deshonra en las vitrinas, las arcas y los corazones. O, si a la mano contraria, se les acelerará el proceso con objeto de que dejen armas, bagajes, comisiones y pelotazos urbanísticos en mitá de la trinchera, antes de salir de najas. Invitados por una masa que unos llaman clientes, otros soberanos o los de más allá simples paganinis. Da igual pa este asunto el adjetivo, el denominador común, es que su “tutoría” está acabando por poner entre los aficionaos las pelotas y los ovarios a un tono que ni los cuerpos-ascua de los guiris que nos visitan en pleno agosto. Y que el caramelo, nene, de un golito, o dos, o tres pa que te calles y sigas mirando a Parla, y no montes el pollo, parece que no va sirviendo. ¡Jodo, si se cita al macho de la cabra y al árbol frutal en singular rima cada vez que marcamos…!. Eso, a uno que no ha estudiao en jarvar, ni puta falta que le hace pa entender un poco de esto del Fútbol, le parece sublime, maduro y digno. Muy digno. Y los que no lo entiendan, que se jodan. O estudien en jarvar.

En estos momentos en que la mano SOBERANA, con su dedo y tó, apunta al que maneja los mandos del futbolín, más allá de los daños colaterales a los muñequitos alineaos sobre las barras, se oyen voces de compañeros. Dudas. Miedos. Frenos de mano. Se preguntan sobre el mañana. El pasao. Al otro. Se van los sesos tras el cerebelo, en un ejercicio de calculismo en el que si serían necesarios tanto el señor Lambert, como el señor Coneri, e incluso la bruja Lola y el omnipresente Rapel: ¿qué será de nosotros?. ¿Vendrá un árabe?. ¿El tio Camuñas?. ¿Telefónica?. ¿Ande coño se ha metio el mejicano ese de los jurdeles?. ¿Queda algún petro-ruso aún con la bandera de libre bajá por ahí…?. Y esos de Señales, ¿tienen cuartos?, ¿Oscuros?. Algunas gentes del Atleti, se hacen preguntas. Porque esto va en serio. Y van siendo legión aquellos que ya le ven la sisa a matrix. Por esta vez, la sisa es sustantivo que no verbo. Ese verbo, es el que tiende a apagarse entre unos compañeros que le tiemblan en más al futuro que al presente. No digamos al pasado, que pasado está…

Y llega el momento en que no os puedo sacar de la puñetera duda. Como vosotros, camaradas, me han vendio la bola de cristal en los chinos. Barata, pero jodidamente inoperante. El mismo palantir que usó El Empecinao pa sacar a leches a los fransuás de Piris pa’bajo. Cuando cuatro “mataos” ponian sus cojones, el de sus caballos, sus facas y sus trabucos de tornillería casera frente al ejército más poderoso del mundo. Se lo cuenten al espíritu de Doña Manuela Malasaña. U otra dama, una tal María Pita, en nombre del pueblo coruñés combatiente, se sonaba los mocos sobre la misma bandera británica que un nutrido grupo de desembarcantes albiones pretendía colocar en mitá de su ciudá. O al que llamaban Medio-Hombre, don Blas de Lezo, defendiendo Cartagena de Indias de una nube de velas inglesas que se le venían encima, según cuentan las crónicas “tiñiendo de blanco todo el horizonte marino”. Con una guarnición infinitesimal de veces inferior al número de asaltantes. La bofetá que le arreó el marino hispano al crecidito lor Vernon, resuena todavía entre las quebradas de la Colombia. Se ha quedao el eco enganchao a los riscos y los acantilaos. Aún en estos dias, no se sabe con certeza el lugar donde descansan los restos del Almirante español. Donde está su tumba. Lo tienen fácil, señores de la Arqueología: busquen dos montículos enormes. Uno muy cerca del otro. Y por los cojones, encuentren el resto.
Todos estos señores y señoras, mandaron a hacer gárgaras con sulfúrico a lápices y plumas. A calculismos y pitagorismos. A cuadrados divididos por la hipotenusa, y raíces cuadradas sobre lo que aconteceria después de hacer lo que creían debían de hacer. No sabían si vendría Fernando VII, Enrique X, Juana la cuerda, la pasionaria o el abrazo de Vergara. Si votarían las mujeres unos siglos después, o las escaleras serían telescópicas pa que los invasores no se vieran en gayumbos por una cuestión de medidas y murallas. Había que cerrar filas y piños, sacar a gorrazos al invasor y, se arremangaron allí mismo pa ponerse en faena. Entre los que fueran. Con urgencia. Antes de que la herida fuera mortal. Algunos de ellos, tienen estatuas.
Como aquella que prometieron a otros, y en la cual rezaría “bendita afición”. Lo que pasa, es que nos pondrían con minúsculas. Y nosotros, los que perseguimos un Atleti digno, queremos que quede grabao en mayúsculas. Como nuestra Historia. Como NUESTRO Club.