De atléticos a indios y colchoneros, pasando por atletistas

"Y usted, no pise ese Escudo..."
Luis, presidente de honor

jueves, 22 de octubre de 2009

Dos amiguetes

Se echaban una partida de futbiolo en los billares del barrio. Un local donde ya no se consumían celtas mangaos al viejo, ni se ponían posters de la melena de Ayala. Donde las máquinas de marcianitos, en verde fosforito, habían dao paso a simuladores con asientos recaro patrocinaos por la NASA. Aquellos billares, donde ya no se jugaba al billar… Uno de los colegas, era malo como la carne-el-pescuezo. El chaval, sabía de consolas y demás huevo y medio. Tenía un máster del universo sobre sedación equina a lo jamelgo erectus y decían que hasta había hecho las Américas, y de allá trajo otro cursillo en no sé qué leches. Capaz de hacerle pasar por comendador, gobernador, tenente, virrey, condestable y sargento mayor; todo a la vez, y por separao. Telita con el pavo. Aunque, en el noble arte de zumbar sobre la barra con mango, era un completo cateto. Se llamaba, y aún creo recordar que se llama, Miguel Ángel, y por el barrio era conocido por “Kalan”, aunque eso tampoco fuera demasiao importante. Siempre y cuando “kalan” no fuera una corrupción lingüística de la raíz “calam” que, en toponimia heráldica deviene del común “calamidá”, y este a su vez del más culto “calamidad”. Especulaciones barriobajeras.

El otro menda, era un portento. La burlaba de baba, y era un masca redomao. Con fama más allá de las vías del tren. Cuarenta leguas de putas y yonquis más allá. Se llamaba Fulano, y atendía al mote de “Jugón”. Se lo puso un señor que ahora le verá desde el Tercero. Todas las tardes, se reunían en aquel billar de la esquina, a golpe de cigarrillo en los labios y cuello de escai levantao, pa jugarse unas birras de por medio. Mahou pre-traslado, de esas rechonchas y sin etiqueta, con la serigrafía tatuada en el mismo cristal, no. De las otras.

Y el jugón, le daba lo suyo y lo del inglés, cada día, al Kalan. Pim-pam, pim–pam. Delante de su gente, que se arremolinaban en torno al futbiolo, gritando como condenaos, pa ver si con los cánticos se era capaz de empujar la bolita de Kalan hacia la portería contraria. Lo,lo,lo,lo,lo… y todo el repertorio. Papo, pues no. Paliza tras humillación. ¿Será porque no se animaba bastante?. ¿Habría que contratar a los niños de San Ildefonso?. ¿Quizás al coro de gospel de Boston?. ¿Sería posible contratar mercenarios de cuerdas hiper-operadas y super-vocales?. ¿Llenar la sala de megáfonos, quizás…?. Todo esto se valoraba en el descanso, afuera, cuando el cotén sustituía al tabaco. O más bien se mezclaba con él. Antiguamente, se tenía un cuartillo en el mismo local; pero desde que no se quiso ir a por los recaos que mandaba el tío Palomo, se guardan ahora las fregonas desmochás y otros inservibles de limpieza. Lástima. Y, tras el sanderín adolescente, se regresaba al interior. Kalan y su tropa, volvían mascando chicle de Jarvard, taconeando con sus botas de piel de pene, y quitándose las lupas justo cuando miraba la chica azul repollo. Convencidos de que esta vez sí. Que con un poquito, iban a sacar un muchito. Mete una, saca diez, de puta madre. Pero no. Rehostia al canto. Y Kalan y su pandilla, volvía a reunirse de urgencia. Con la chica azul repollo mirando pa otro lao, mientras silbaba. “Son los muñecos del futbiolo, coño, está claro…”. Que si uno va con cinta aislante. Que si otro está astillao. ¿Qué es eso de que no vale con el guarro?. Que mira aquél que es portero y siempre asobinao en la barra; no se tira ni pa’tras… ¿En las barras has echao grasa o cemento, Susito?. Y tú, Kike, a ver si espabilas y haces el trapi con los dineros y las bolas cuando el encargao no mire... Que encima nos va a costar dinero esta ruina.

Kalan perdía por castigo. Alguna partidilla y eso, ganaba, pero de los campeonatos, ni rastro. De competir, tampoco. Le habían pasao en el tema hasta los mocosos de EGB. Chincha rabiña. Coño, se partían la caja de él y su pandilla una caterva de enanos mentales y deportivos. ¿Qué pasa?. ¿Que no le pegaba ni la chupa de cuero, ni las antiparras de marca, ni el paquete de tabaco rubio, ni siquiera los botines de piel de falo...?. Ná. Al Kalan, ni le servía la tropa, ni le valían los muñequillos que sus brazos se esforzaban en medio guiar. Jaleao por los suyos, con ese tupé envidia del Din (con don-cooperador-), aquellas lupas de espejo y el pitillo volcao sobre una comisura del labio, era el “masca” del cotarro. Tenía que serlo… Pa que le viera su viejo, aunque fuese…
Hasta que la vocecilla de un adolescente, se elevó entre el humo del tabaco y la canción de Radio Futura, “han caído los dos”, que sonaba como fondo:
- ¡Eres muy malo Kalan!. ¡Deja de echar la culpa a los espectadores y a los muñecos del futbolín!. Son tus manos, tío. Tus putas manos. ¿No lo ves?.


jueves, 15 de octubre de 2009

Sonría, por favor


A Vicente, esa foto le recordaba a aquella otra en Hendaya. Hace ya 60 años. En épocas donde el color no se veía mas que en la vida real, o en el Museo del Prado. Sin eje Recoletos. También aparecían en esa estación francesa dos famosos personajes. Como Romeo y Julieta. Escenificando lo que mas tarde daría en llamarse “buen rollito”. Colegueando, vamos. Tan similar era la escena en sí, que ambos protagonistas conservan cierta filiación en el tiempo. Uno, fue votado; el otro, resultó de un proceso de usurpación. Aunque en el subconsciente de Vicente, hubiera un cambio de papeles. Esto es, el ordeno-y-mando de entonces venía a ser el demócrata de ahora; y el de las urnas de hace más de medio siglo, el golpista en esta instantánea pre-olímpica. Por lo demás, todo perfecto. Hendaya o Madrid, tanto monta, monta tanto.

Poniendonos en el tiempo preciso de cada una de las fotos, el poderío salta a la vista. Entonces, el III Reich arrasaba. Debía parecer tan lógico, tan justo, lo que pregonaba y consumaba…Y casi nadie podía calibrar el modo en que se le iría la mano. A su lado, el amiguete emergente al que le dá caché por un tubo el camarógrafo de entonces, sacandolo de plano junto al rey del mambo. Es lo que tenía haber forjao una grande y libre. No se muevan, que sale el pajarito…
La imagen actual, unos meses antes de que por las Escandinavias pasaran olímpicamente de sus caretos, también tiene su aquél. Tan aquél, que bastante público adyacente, en nombre propio y el de algunas asociaciones y grupos, hizo coros al flash. Y Vicente, no pensaba precisamente en aquellos que deseaban el traslado de corazón. Que los había, y los hay. No. Pensaba en otros. Los que se reían alrededor del fiurer, hace ya una jartá de años. Cuando el ciudadano austriaco estuvo a punto de recoger el Nobel de la Paz, de manos del mundo “civilizado”. Más de cinco décadas antes de que otro aspirante a dictadorcillo furgolero recogiera honoris causas y medallas solapa-prescripciones a tuti plen. Del mismo mundo “civilizado” que el anterior.



“Usté, sale ahí, alcalde”, reflexiona Vicente. Ahí, al lado de don cooperador, que es para las masas don Enrique. A este lenguaraz, le mola aparecer entre sus rayos catódicos. Al lao de reyes, reinas, principitos, ministros, capos y gente de galón y cetro. La jugada de poner esparadrapo a los pregoneros tras cooperar necesariamente en que la Benemérita pasara sin entrada y a hora intempestiva por las ofis de Virgen del Puerto, tenía su continuación en toda esta farándula. Se callen, coño, que ruedo. “La abuelita Paz sale de excursión con la mejor de sus sonrisas”, es el título. Desde que amanece, apetece. Pirarse a lavarse el rostro, digo. De emisora en editorial. Y lavarselo al de al lao. Aunque tenga que torcer la toalla pa secarselo. Así, alcalde, el interfecto en cuestión pierde jébere y gafas de concha por salir junto a los VIPs. En lo que sea. Desde un simposio cultural, a una venta de un Estadio. Total, el fúrgol le pilló ya muy tarde…
“Usté, al-quadí, está cazao en épocas de vinos y rosas”. Debe de ser su particular octubre de 1940, cuando se llevaba el brazo en alto lo mismo que ahora las nintendos DS. Aprovéchelo. Sáquele brillo. Fotografie la instantánea, y esta a su vez con otra, y así hasta que gaste tarjetas de 2016 gigas. Eche unas copitas de champán de por medio. Algún porrete, si eso. Antes de que cojee el imperio. De que se conozca hasta en el último rincón del Madrid del Atleti, que usté solo necesitaba un Club pardillo pa hacerle la cama con su estadio a lo Kefrén & Micerinos. Que escogió al vecino que tenía los mandamases mas desarraigaos y trapicheantes. Que ni siquiera pueden ni saben defenderlo, pues comenzaron robándolo. Porque con el otro, de nunca ha habido güevos. Y, apuntada la víctima, quiso cooperar activamente junto al cooperador necesario y el culpable de estafa, en la consumación de ese Español de Madrid que nadie confiesa perseguir, pero que los hechos se obstinan en mostrar.



Sonría, por favor. Para que, cuando la Historia le juzgue en su Hendaya de sesenta años más tarde, al menos se diga que hacía tratos con delincuentes… Sonriendo.