De atléticos a indios y colchoneros, pasando por atletistas

"Y usted, no pise ese Escudo..."
Luis, presidente de honor

domingo, 28 de septiembre de 2008

La de San Quintín

Fué batalla singular, viven los cielos. De tamaña jaez, que quedado ha en los anales de las trifulcas y barullos, de tal guisa que a cualesquiera follones, de follón, que aconteciesen en familia o república, dícese que se ha montao “la de sanquintín”. Y desta razón nos hallamos los que rendimos Lepanto y entregamos Trafalgar, cuando por aquellos tiempos perdidos en las brumas del antaño, hacíamos lucha en comunidad, bajo el amparo de unos pabellones que lo mesmo fueron Austrias que Borbones. Empero siempre atléticos, pues es aqueste definitorio tanto de musculatura como de noble sangre y elevado Sentimiento. Por más que hasta recién comenzao el siglo XX de Nuestro Señor, no hallaramos aquellos despistaos nacionales el Escudo Escotado en Rojo y Albino, al que arrogarnos en Bandera. Que no es deshonra alguna rendir pleitesía a dos Trapos, de parejo modo que se sirve a la sazón en igual parte a la madre que al padre.

Y ansí, hemos de dar por buen magisterio tomar a comparación aquella batalla, insigne do las hubiere, con aquesta guerra que el almanaque deportivocristiano, sin ronaldos ni gaitas, nos ha tocado a bien arrostrar. Tiempo ha que el ajado soldado de Tercio no tomaba a sus acuestas armas y bagaje, con la fé y la certeza de cruzar espada contra quienes han metío mano en el cocido, a través de generaciones. Olla aquella do se trinchaba poco garbanzo negro, con desparpajo los blancos, y en alguna que otra ventura, morcillo y hasta jamón de la Rutalaplata. Al que es menester en tales cuitas, volver a meter mano; que los hidalgos de raza y prueba de sangre, no es de ley pasen calamidades más que en la literatura de los antiguos maestros. Convengamos entonces que no hay bajo los cielos zagal ni veterano que a día de hoy contemple por razón alguna a condes y reyes tomar partido cuales menestorosos, y hurgar entre los cubos por las sobras.

Apremia a la sazón hallar parlamento acerca destas bondades, y tomar cumplida prestanza de tales dones, a las puertas de San Quintín. Pues de ralea simpar, como correspondenos a los quintos del mil novecientos y tres -1899 pa alguno, sin mayores cábalas pues es confeso del blaugrana condal-, mirarnos a los ojitos sendos, y tomar en la vista del camarada la mesma comprensión de que un grande, además de serlo, ha de parecerlo. Tullido o herido. Manco, tuerto o cojo. Que van repicando las aldabas, y San Quintín llama a las puertas. Y, damas y caballeros de la enseña Rojiblanca todos, aguardado hemos el amanecer desde las eras de las tinieblas. Llegado ha el momento. El adversario se arrima a la punta de la nuestra espada; en un arreón que ha de depararnos cinco o seis de las que dicen batallas capitales. Y, como aquellos valientes cuyo nacimiento en el tiempo hubo de impedirles por razón de siglos saberse del Atleti, hallamos de ceja a ceja medrar gloria y honor. En tanta alforja, si cabe, que no hemos de dar una batalla ni por empatada. Pues es aqueste pensar, patrimonio de tibios, si no de cobardes.

Que se vea. Que aquestos vasallos son teta de monja. Aún de no tener por sí a un buen señor.

¡Atleti, y cierra España!.

S I E M P R E A L A C A R G A.

viernes, 26 de septiembre de 2008

El último gilista

“Rolando, camarada, sopla el cuerno”

Y el lugarteniente se desgañitaba, atizando hostias en superlativo a toda la morisma que se le iba acercando. A los que venían en vanguardia, porque la nube de enemigos era tal, que se perdía entre la bruma del horizonte. ¿Cuántos mandoblazos le quedaban por dar?. ¿Qué tiempo aguantarían sus brazos las libras de la espada?. ¿Y sus piernas su propio peso...?. El capitán, vestido de sudor y cota de malla, hacía más sangre que preguntas. Pero, la fatiga obliga. Hace un rato que repartía con la cabeza gacha, para no mirar hacia delante, como los toros que embisten fijos los ojos en la arena. A cada instante, las fuerzas abandonaban a uno de los suyos, que caía con estrépito al suelo. Fulminado por una nube de armas adversarias, que habían al fin logrado encontrar hueco en el zigzaguear de su espada. O rompían los últimos jirones de su escudo. Mirar arriba, era una desgracia para la moral. Los pendones iban cayendose del cielo cual árboles de colores talados. Cada uno que dejaba de apuntar a las nubes, se llevaba a los diez o doce mortales que le hacían custodia y honra.

-¡¡Rolando, camarada, sopla el cuerno...!! Tendreis el auxilio de todos los mamporreros de vuestro padre... Acudirán en masa, micro o boli en ristre, con solo oir su llamada...

Y Rolando, aquél príncipe tan galo que parecía picassiano, miraba de soslayo al capitán. Un fugaz instante. Para elevarse sobre los estribos, y proseguir desgarrando carne que vino del otro lado del Río. Del de siempre. Mientras su real cuerno, tachonado en plata prescrita, acompasaba sobre la cintura los giros de su torso. Nunca llamaría a su padre. Jamás habría de soportar la vergüenza de pedir auxilio. Celestial o terrenal. Demostraría al mundo, de confín a confín, quién era el el hijo por antonomasia. Ese cuerno no habría de ser tocado. Allí quedaría, colgado a la vera de la funda de su espada “Marlinda”. Silencioso. Apartado, como los tiempos de juventud en que jugaba a curar ciervas cogidas en cepos. Caballos heridos. Perros rabiosos... Ahora, era casi un rey. Cogido por una turba de moros en una brecha del Pirineo. Tenía la gloria en una sola jugada para saciar su ego y sus complejos de una sola tacada. “¡Verá padre!”, repetía una y otra vez en su cerebro encarcelado por el yelmo. De colador. ¿Qué importaban los pendones a sangre y nieve que cayeran?. Ni los cofres de monedas acuñados por el pueblo. ¿Y los cuatro negritos...? Ni tan siquiera aquellos jueces que pretendieron por un momento llevarle a una vida que no le correspondía. Entre chusma y rejas. ¡Él era Rolando!. Hijo de Carlomagno. Y tenía que demostrar a su padre ausente, de qué pasta quería estar hecho.

En el fragor de la debacle, que los historiadores llamaron batalla, se le acerca un tipo con aspecto de mindundi. Despeinado. Un cero a la puerta. Con un extraño XIV grabado sobre su peto de guerra. Ganados los cuartos delanteros de su caballo, le extiende la mano. Cuando pretende estrecharla, el zarrapastroso se la quita. Vuelve a acercarla, mostrandole un extraño objeto. El príncipe que intentaba sanar animales, recoge el presente. Unas gafas “ahí-ban”. Negro futuro. El noble prescrito, se sonríe. Las ajusta sobre sus ojos.

-¡¡¡Caiga quién caiga!!!- y espoleando su montura, que nunca fue imperiosa, se lanza en pos del enemigo. Ajustándose las cinchas de su escudo repujado en prensa, y apuntando al personal con una lanza fabricada en madera de billete de monopoly. Hecho un turulo.

Su último y fiel capitán, suelta la espada. Hinca ambas rodillas sobre el suelo encharcado. Levanta el cuello. El filo del alfanje que le sobrevenga, no ha de tropezar con la collera metálica. Sería muy doloroso. Más doloroso aún que comprobar que su señor luchaba por su pellejo. Y no por el de su nación.

S I E M P R E A T L E T I.-

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Del Atleti, al cielo

Pues nosotros, los chelis del Madrí fetén, tenemos a San Eduardo de Acha con las llaves allá arriba. Pa que nos abra las puertas. Que dicen los entendíos que es santo principal, y toma asiento a la dere del padre Neptuno. ¿Un dios joven...?. ¡Quiá!, lo que pasa ej que estaba escondío, tron. Que no veas si tié currelo el túnel pa que un dios marino se presente en mitá del Reino. Atravesando secanos. La rehostia, vamos.

Y que tenemos santos pa dar y pa tomar, no se crea que ahí se frena la burra. Como Santo Tomás, patrón de la diestra banda, y a cuya memoria se echan unas salves que empiezan: “arriba, con fuerza ese balón...”. O San Manolo, que es el que la prepara. Por no hablar de San José Luis; el que remata la faena en el cancionero religioso popular. Rojiblanco, que pa tener este catecismo hace falta bautismo. Y no entra cualquiera, niño.

Pero vamos, que santos los ha habío a espuertas, a esta orilla del Río. Y de los que eran tan chulos, tan chulos, que habían nacío antes pa cortejar a la madre de tu novia; también salían un chito. Si no se lo creen, me la trae al pairo, pero ahí tienen a San Aparicio, del coro Central. De la misma escuela que San Jorge, apodado “fray Grifa” por cosillas que no tienen ná que ver con bajarse al moro. O San Luiz, vinculados por unos a la Moreneta, y por otros a la Virgen del Cañito. San Feliciano, o el místico varón que emuló a un tal Bubka allá por esos Sabadelles de Dios... San Juan Carlos, que apuntaba pa obispo pero se quedó en un híbrido de cántabro bigotudo con kaiser alemán. Tan ricamente. O, ¡qué me dicen de San Panadero!, que se quedó con el mote de la labor tan cojonuda que hacía con el trigo. Lo segaba, y lo convertía en hostias. Como panes. ¡Ah, aquella cuadrilla de santos varones defensores de la religión del área...!. Dicen que se llega un novicio en ronda. Viene de las checoslovaquias que ya no los son, y va de apache cruzao con nibelungo. Tié buena pinta el gachó, sí...

¡Será por santos!. Tenemos hasta a fray Santo y Seña. San Enrique, pa más señas; que se hizo un Collar con los huesos de las cinturas que iba dejando en su peregrinación. Una cosa parecía a lo que apunta a día de hoy San Sergio. El que vino del Potrero. Sí, el mismito que usté está pensando... ¡Coño, y San Adrián!. Escudero de la Orden del Gol, a cuyos votos se encomendó, con tal ahínco, que no hay dios ni mortal que le haya echao mano en eso de arremangarse el hábito y colar la pelotita. Con un hábito único. Por tener, tenemos hasta santos negros; que eso no lo pensó ni Machín. Ahí tienen a San Ben, un tío que igual que acababa en –barek, podría haber terminao en –ito, y haberlo rebautizao en Colmenar de Oreja. No fue el caso, galán, y el muy eremita hubo de venir de allá orilla el Sáhara, pa hacer miniados y escribanías de purito arte en los monasterios que se le pusiesen por medio. Vuelto o no a la Meca. Que un artista pinta donde le sale los cojones. Y no hace falta ser del Bocho pa eso. En Magerit lo hacemos antes de que el mar llegara a Bilbao.

Santurrones, también hay en nómina, señora. Con picardía y mala leche, como San Luis, a partes iguales de Hortaleza que Aragonés; o San Rubén, que así dicho no suena a ná, pero al lao de Ratón, o un Ayala, ya se entiende por qué el menda tenía que llevar to el santo día la capuchita en medio de una congregación de tonsuras y cortes a tazón. Pero, pa santurrón, santurrón, San Eulogio. ¡La virgen, que santo varón!. Ni una mala palabra, ni una peor acción. De los que hubieran pedío a Cristo que se bajaran de ahí arriba, pa ponerse él. No sé en que gaitas andará el Benedicto ese, pero pa mí que se va a perder la quintaesencia del canonismo canónigo... Tú mismo, Beni. Que luego perdeis el jébere cuando están ya criando malvas... Pero vamos, que San Eulogio, tan aplicado que se curraba prácticas a luz de la vela y un manual de Juan de Herrera allá por la celdilla de la abadía, tenía más que un corazón tamaño la Almudena. Tenía alegría, belleza y finura en el andar. Y hasta su remate era bonito, tan distinto a los demás... San Eulogio, podría ser nombre de cerveza. Como lo fue San Miguel. Así todos los adoradores del zumo de cebada, jugo celestial de espumosas coronas, te tendríamos siempre en mente. O en mano. Y serías colofón a nuestro bendito y único santoral.

Que pa eso el Atleti es el camino más corto pa llegar al cielo.

S I E M P R E A T L E T I.-

lunes, 22 de septiembre de 2008

SADtélites

Que vienen a ser tó la tropa estos de amorraos macro-fardantes-económicos, que se pega a las carnes del Fútbol como si de sanguijuelas se tratase. Seleccionan su presa, dentro del circuito SAD, según sus objetivos y posibilidades. Se buscan su “coliseo” para lucir palmito. Que no sepan solo sus empleados (los que van en mono, los de sus verdaderas empresas) quien es el más césar del mundo mundial. Y de paso, chupar la sangre de la presa a litros o hectómetros. Según les deje el personal de a bordo, los tribunales y la parte informática (de información) que dice llamarse en muchos casos “prensa”.

Así, lo mismo se pretende entrar en la directiva del innombrable, que en la del Atleti. Dá lo mismo. Y, una vez dentro, explicar a las masas sociales atontás, quién fue el fundador, bandera y guía espiritual de la causa. Gilipoyas, que no os enterais. Que habeis estao la hostia de años sumidos en la incultura y la ostentoreidad esa. Desde esa poltrona, que lo mismo le hubiera dao que fuera mora que cristiana, el caso es tener trono, cetro y escaparate, se crea el nuevo orden estatutario y mental. Y se comienza a poner las primeras piedras como lanzadera y/o parapeto a otras cosillas más de dineros. Propios. O mezclaos, a poder ser, con las cuentas del club en cuestión, que da igual cuál sea, el caso es “tener” un club. Como el que tiene un chalé fardón. O el último propotipo de Ferrari. ¡Qué coño, mejor!. Teniendo solo un Ferrari, no se te sienta el rey al lao...

Luego, vienen las vacas flacas. No, no digo deportivamente, que eso del equipo es un daño colateral. Un juguetito que distrae a la masa mientras por la sordi se pone en funcionamiento los subterráneos económicos que han traído a las sanguijuelas al Fútbol. A esos que igual son del equipo fulanito, que el de zutanito. Que solo son de un escudo: el de la Fábrica de la Moneda y Timbre.

Así, los hay que hunden al club donde se agarran. O van en proceso, mientras la plebe distrae sus ojos en los 11 de la Pradera. Y luego, las lamentaciones. Los impagos. El, “ay payo ayuntamiento, écheme usté una mano...”.

¿Quiénes son los culpables de hundir al Levante?. ¿Quiénes bajaron al Oviedo por impagos?. ¿Qué hay de cierto en el video-estrella sobre el “rescate” del Betis?. ¿Cuántos De Caldas hay más?.¿Por qué siguen en el cargo estafadores señalados por un Tribunal Supremo en el Atlético de Madrid?. ¿Es que no ven que bajo este sistema SADs se nos están colando sanguijuelas y caraduras a espuertas?.

En 1990, los clubes debían un montante cercano a los 35.000 millones de pesetas. En 2004, tras las conversiones de la mayoría en SADs, se adeudaba alrededor de 360.000 millones de pesetas. Con toda esa cohorte de “Mesías” y “rey Midas” habiendo “gestionado” las sociedades deportivas. Y han pasado ya otros 4 años... ¿Cuanto más en este cuatrenio han endeudado a “sus” clubes los de los avales?.

¿Dónde están los más de 15.000 millones de pesetas que aportaron los accionistas en sus diferentes clubes?

Jefes Manos Rotas, no honrais a NADIE.

¡¡QUITAD VUESTRAS SUCIAS MANOS DEL FÚTBOL!!

N U N C A S I L E N C I A D O S.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Sensaciones

Esta tarde se notaba que había rollito. De las veces que tienes que dejar el oso-móvil o donde el viento da la vuelta, o colocado cerquita de la libreta del guindilla de turno. Que no solo de calles 30 vive el alcalde, habiendo 30 calles en los aledaños en las que dejar receta. Para mayor gloria del departamento de movilidad. Que, en este Madrid, tiene cierta guasa el nombrecito. “Date –pensé-, esto parece la previa de un partido grande”. Sin reparar en que estando el Atleti de por medio, ya es grande sin invitaos. Al cruzar el Puentesanisidro, se me vuelve a olvidar el cigarrito. Adrede. Total, no fue tan mal el conjuro aquél día que tuvimos que descabezar a los de Gelsenkirchen pa retomar la extraviá senda deportiva. La institucional, sigue igual. Así es que me agarro a la superstición nº 2, que me transporta a la esquinilla donde unas chavalas tocadas con un peto-circulación, te acercan a la mano una revistilla de esas que hablan de Fútbol.

Sigo caminando hacia abajo, donde acceden al Estadio los que unos dicen que mandan y ponen el dinero; y otros que mandan también, pero que se lo llevaron, llevan y posiblemente seguirán llevandoselo muerto. No hay caras conocidas. Excepto la de un par de amiguetes con los que echo un pitillo, pa hablar de nuestro Atleti de calá en calá. La subida al parquecillo se hace entre una pasarela Calderón de modelitos a los que se la trae al pairo la moda. Hay Camisetas de todos los tiempos. Incluso, alguna con la leyenda de “Gárate” incrustada sobre la chepa. Uno de los transeúntes exclama “a robar a Sierra Morena”, y un señor que no está confirmado sea ni veterinario ni productor, sino más bien tendero de puestecillo, responde con algún insulto entre dientes. El crio que devora un refresco en pajita, tira de la manga de otro señor mayor: “Pa que veas, abuelo, que no solo se puede insultar al árbitro...”. En la esquina donde reza un mega-grafiti de la ciperpeña, no hay gorrilla. Ni dewars. Era de esperar. Venía cien metros antes sin escuchar un puñetero cántico...

Bueno, es un sitio estupendo en el cual devorar un mini del Doblete, con familiares y amigos. “Los niños bien”. “¿Y la mujer?”. “También, gracias”. “Pues el Atleti este año...”. A menos cuarto, toca a rebato. La cola, también ayuda a poner un toque de distinción que ya apuntaba el aparcamiento. “Y quite usté ese tapón”, le suelta un jurao al papá, ese sobre el que ha delagao la mamá pa que el niño vuelva sano y salvo de aquél “cafrismo” llamao Fúrgol. “Oiga, que es el agua del nene...”. “Como si es el agua del Papa”. Sin especificar que “papa”. Ya. Y unos cojones. En La 0 vas a requisar tú una mierda. A esos que se ponen más arriba de las trancas de alcohol hasta de quemar en sus hiper-palcos forrados en jamón de jabugo y culos de azafata. ¿No quedamos que estaba prohibido el consumo de licores dentro de los estadios de Fútbol?. Se ruega pongan la puntualización de “plebe” a la norma, pa no dar de hostias al primer artículo de esa constitución suya. Que parecía algo, y se ha quedao en una furcia. Como la suave Dolores.

Ganada la grada, debe de haber poquitas cosas que me pongan de tan mala hostia como el politono ese del “ojo del tigre”. Bautizado en su día como el “ojo del culo”. Razón: la sección de baloncesto de nuestro apreciadísimo vecino. Con lo fetén que queda el “thunder” de los australianos más universales... Sale el Atleti. Bueno, y el acompañamiento. El Himno, gana decibelios en los altavoces. Solo en los altavoces. Los que nos admiramos tanto de aquellas apoteosis en Anfield o Celtic Park, ojeamos revistas o comemos pipas, en tanto se pone en danza una de las canciones más bellas y sentidas desde más allá de “Aplauso” a “OT”. Si es que, donde esté un buen “JB”, que se quite el “DYC”...

Los videomarcadores, anuncian una recopilación de vocales y consonantes. A toda página. Con un “by” muy de La Latina pa definir al autor. Jodo. “El pastizal que le ha debío costar a ese colocarse en su minutito de gloria en el Calderón”, piensa uno, entre la risa y el saque inicial.

Partido.

Un potrillo moreno zaíno, remata a lo Gárate un balón entre miguelis. Goooooooool. Bufandeo. “¡¡Atleti, Atleti!!”.

¡Qué les voy a contar...!. Con los cronistas tan dabuten que tiene el Atleti. Un-officials. Otra vez ese Equipo desconocido. Otra vez una ola. O dos. O doscientas. Hasta en los luminosos, persisten en una buena idea: mostrar al mundo atlético, el de carne y hueso, aquellos atletistas en miniatura que van saliendo en los Hospitales. O en los taxis, que también los hay. ¿Será esto una de esas señales premonitorias que tanto hemos buscado?. ¿Hará su función más divina que comedia, de devolvernos aquellos Equipos que olían a Atleti hasta en Valdebernardo?. ¿Volveremos entonces a competir...?

Solo deportivamente hablando.

Que de lo otro, ya no hace falta irse a Sierra Morena.

S I E M P R E F I E L E S.

Menos a vosotros dos.

Delincuentes.

viernes, 19 de septiembre de 2008

El conejero delegado

Dícese de aquél que gobierna en la sombra. Que no necesariamente ha de ser en la oscuridad, tal y como se lo toman en la saga de la Guerra de las Galaxias... Aunque la tendencia actual de dichos elementos infiltrados en la futbolería patria, sus conductas y tejemanejes, los abocan a que los aficionados aún no transformados en clientes los identifiquen en la mayoría de ejemplos con Darth Vader o Palpatine. Cuanto ni menos, curioso, para todos aquellos aficionados no clientes aún, que recuerdan cómo les fueron presentados en su día: una mezcla de Han Solo con Luke Skywalker. Careta que aún a día de hoy algunos conservan, pese a las tropelías no ratificadas por la TV, pero sí por el Tribunal Supremo. Las princesas Leias, en esta materia, aún han de esperar turno. Siempre y cuando los príncipes les dejen (en tanto se cansen del juguete, o las Cortes regulen paridad conejera delegada) algo sano con lo que jugar...

Estos fenómenos, más empresariales que sociales, vienen a sustituir la semántica en las cúpulas futboleras. En tiempos donde el léxico ofende más que las propias hostias, donde queda de marco y cristalito mate la denominación de origen “conflicto bélico” para poner un ramito de rosas a una masacre, pon un conejero delegado en tu club. O, si tú no lo quieres poner, que te lo pongan por Ley. La del embudo, caballerete. Que viene a contar algo así como, si no eres del Madrid perita, del que no contamina, del que no va al Corte Inglés que te pés, y no marchas por la rue de blanco comunión, no tienes derecho a voto. ¡Voto a (...)!...¡Ah!, ¿qué tampoco perteneces a la capital de los vascuences?...¿Ni a la de los paisos catalans?...¿Ni siquiera eres aforado viejo, a lo navarro (sin Gómez, por Neptuno)?... Jodo, chavalín, lo tienes entre chungalí y crudo. Ná, se siente. Y cuando usté se levante, ya tendrá un conejero delegado en su vida. Con un buen ramillete de posibilidades de no levantarse más. No será doloroso. Al principio, ni siquiera lo sentirá. Quizás lo más traumático le pueda sobrevenir cuando evoque la figura del “presidente”, y caiga en la cuenta de que ya ha pasado a formar parte de otro plano. Otra dimensión. La misma que detenta aquella figurita de porcelana sobre la vitrina del salón. O ese toro de plástico que corona la tele, y su capital influencia en el devenir del piso. Ya se acostumbrará, buen hombre, aún aficionado, que no cliente.

Tras bambalinas, mueven los cordeles de sus marionetas a la carta. Bonachonas, las más; simpatiquillas, algunas; cándidas, las menos o modelo chuky, alguna que me sé. Esto es, muñecos que a primera vista parecen adorables para entregarles tu vida paralela pero que, llegado el momento “x”, te sueltan un “hijopvta, baja y mete los goles con los cuernos” o te enseñan la billetera a la más mínima protesta, a todos aquellos que “no ponen el dinero”. Lástima que las redacciones de prensa, casualmente, nunca estén cuando la abuelita Paz se transforma en Falconetti... Lo del apellido siciliano, créanme, no es más que una casualidad más. Pasen y vean, pa contemplar un ejemplo del uso que el conejero delegado pretende sobre la figurita decorativa presidencial: http://es.youtube.com/watch?v=MvS8Ay1pVo8

Así es que, estos conejeros delegados, terminan haciendo honor a su terminología compuesta. Por un lado, en el papel de bugs bunny, viven de la madriguera. De dar entre poquito y nada la cara. Escondidos. En la sombra. Aconsejando como conejos: lo bueno pa mí, y lo malo pa ti. Que pa eso soy el término II: “delegado”.

Cuidado con lo que se hace con los clubes, en nombre de los bolsillos particulares. Aún hay cucarachas que no se han puesto patas arriba. Lontano, lontano, cada vez más. Y que nunca soportarán sobre sus cuellos el yugo que pretenden colocar con “sus” empresas. Siguen, y seguirán hasta el final de sus días, siendo AFICIONADOS, que no CLIENTES.

Porque siempre fueron de lo que quisieron. Y no de lo que les dijeron.

F U T B O L E R O S D E S D E C A N I J O S.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

La Delantera de Mate

Los hay a los que no nos contaron esas leyendas. Nuestros cuentos, fueron sobre niños que se perdían en el bosque antes de que ardiera, princesas recluídas en torres aún no recalificadas o repelentes patitos que nadaban sobre ríos a los que los vertidos a granel no habían llegado todavía. No teníamos a nadie que nos acostara con la vida y obra del papá Juncosa, cañoncito Vidal, el duende Silva, Campos el zancudo y el chulapo Escudero. Aquellos a los que una infortunada guerra acabó por rasgar la Seda tejida a golpe de cuero. Como tampoco sabríamos de los milagros del moro Ben Barek, el sueco Carlson, el chulapo Escudero repitiendo cartel, el vasco Pérez Payá y Juncosa, de nuevo como papá. De Borjas Blancas, pa más señas, y que a día de hoy tiene su abono en el Tercer Anfiteatro. En las filas de Delantera, sector Cristal. Donde disfruta y pena por ese Atleti suyo, junto a tantos otros que también han subido a los vomitorios de las nubes pa darle un revolcón al tópico ese “del Atleti, hasta la muerte”. Ellos, siguen siendo del Atleti aún después de dejarnos. Y se citan allí.

Desde aquellas gradas tejidas mitad en algodón, mitad en azul cielo, escuchan. Y ven. Cuchichean. Saltan. Se desesperan. Se alegran. Lloran. Ríen. Animan. Los cogen los silencios... Tal y como sucede en los anfiteatros inferiores. Y observan lo mismito. Y sienten igual. Así, no se les puede escapar una dupla constituida por un rubio con pinta de malote que acaba reconvirtiendose en cualquier culebrón, y un moreno bajito que podría pasar por el gitanillo-avanzadilla que se enviaba por la comuna calé cuando pretendían “darte el palo”. El uno, uruguayo; el otro, argentino. Delanteros por la gracia que llevan en sus venas. Por su sangre. Compuesta por glóbulos rojos y blancos, como todo el público bien sabe. Pues no quedando en este Atleti madrileño alguno sobre el que volcar el sentido de la patria chica, habrá que cederlo en testigo a aquellos que con tanto ahínco y fruto nos vienen llegando de la barra de La Plata y aledaños. Todos esos argentinos, y en menor medida uruguayos, que son un poquito o un muchito del Atleti, pero que no acaban de entenderlo, ni descubrirlo, hasta que no cruzan el Charco.

El rubio, responde al nombre de Diego, y al apellido de Forlán. Es uruguayo, y arrastra el mote de “Cachavacha”. El moreno, atiende por Sergio Leonel, seguido de Agüero. Es argentino, y su abuelo le rebautizó con el alias de “Kun”. Aquí, en la que es su casa pa lo que quieran y hasta cuando quieran, provocan alegría y alborozo. Afuera, pánico. Como Zipi y Zape. Gemelos, hasta pa compartir colegio allá en Avellaneda. Pero no, no dan el perfil de hijos de don Pantuflo Zapatilla. Son más que bota. Dos cobras de distinto pelo, venidas de la bocana que deja el Plata al hundir sus aguas sobre la costa. Potrero cruzao con gaucho. Gaucho cruzado con tenista. Venidos de la tierra del mate. Echemos juntos un mate largo. Tan largo, que nos dé tiempo a saborearnos mutuamente. A poneros una leyenda, relatada o leída, como aquellos mozos que fueron de Seda o Cristal.

Vos, sereis de mate. La Delantera de Mate. Mate uno, o mate el otro, haceis de los adversarios cadáveres. Cuando no maten los dos a la vez... El caso, es vivir el Fútbol cual depredador. Y dar jaque. Mate.

S I E M P R E A T L E T I.-

martes, 16 de septiembre de 2008

Cásate y embarcate

Martes, a los diez y seis días del año de nuestro señor (cada cual con el suyo) de dos mil y ocho. Un día serio, pa’l que no valen rimas. Tan serio, que la palabra, que es en realidad magia pura, “Atleti”, salta contigo a los jodidos acordes del despertador. Anoche te atrapó Morfeo con ella rondandote las sienes, y estuvo contigo en el primer, el quinto o el décimo estado catatónico. Solo Freud, y el señor de cada uno, sabe. Los hay, hasta que se acuerdan del sueño. Si es bueno, chitón. No lo conteis, que dicen que no se cumplen... Y los habemos aún por estos pagos supersticiosos desde el tobillo hasta las cachas. Si por el contrario, va de aguafiestas, deslenguaros cual peluquero cruzao con cineasta.

Así es que, el que se haya afeitao, lo ha hecho con el Atleti de polizonte. A l a misma proporción que aquella que haya tirao de secador y rimel. Esto, son cosas naturales. Suelen hacerlas lo mismo esta marabunta de carpantas en vía de transformación a clientes, con sus empresas. Cada mañana, cuando las gerencias, managers, consejeros y demás cohorte encorbatada hasta la glotis, tienen una reunión de marca en el calendario, pensamos con denuedo en ellos na más tocar diana floreá el cabrón del despertador. Y en no llegar tarde al puesto de trabajo. Y en quedarnos unos minutillos fuera del horario pa jalearlos. Y en ir al currelo en cuestión aún con 40 de fiebre. Y aguantar en el tajo si llueve. Hiela. Nieve... ¿Será que pretenden extrapolar el modelo “disfrute el Fútbol, plebeyo” al acuciante absentismo laboral?. ¿Querrán así que la basca tome el curro como seguir a tu club?.¿Qué nos portemos tan bien y nos impliquemos tanto en los tajos como en las “playitas” de invierno y finde?. Otra cosilla no se me ocurre, pa comparar este gusanillo mañanero que me da nuestro Atleti, con la diarrea que me provoca acudir a la empresa...

Y como el ser humano no-ovejo es obstinado, le he dedicao una peineta de las de toda la vida, sin pistas olímpicas ni carajos, al espejo del baño. Que, como era de prever, me ha contestao a mano cambiada. Ya a más no hemos llegao, porque me he levantao con buen pie, y tampoco era cuestión de no cortarse. Ni con la maquinilla, ni con el espejo. Con las mismas, he decidido quedarme con la palabreja “baño”, y llevármela al lego. La he repetido con ferocidad entre la tostada y el zumito. Se la he espetao al presentador del noticiario. La he pronunciao por lo bajini al chapar la puerta. Y la he seguido el rastro con la memoria, mientras avanzaba al colegio de las nenas. Con el Himno del Metropolitano tarareao a trío por tres atléticos más, de entre los cientos de miles que han madrugao hoy. Mientras hay fugaces pensamientos que entran en el cerebro en forma de “un baño”.

- Papá, hoy ganamos.

- Los atletistas, siempre ganamos, cariño. Lo que pasa es que algunas veces, no se refleja en el marcador.

(...)

- Je, je... Seguro que ganamos. Hasta en el marcador.- y, colgándose de mi cuello, me deja un beso de los que marcan.

Vuelvo al coche. Al dejar el bolso, antes llamado mariconera, sobre los asientos traseros, descubro unos trazos sobre un folio. Contiene un dibujo. Infantil.

(...)

Joder.

Y, al pie, unas palabras.

(...)

Mecagüenlahostia.

Allá, en Eindhoven, no tienen esto. El Sentimiento, ya está vestío de corto. Esperando a los 11 que han de darle cuerpo.

S I E M P R E A T L E T I.-

domingo, 14 de septiembre de 2008

2ª Teoría de la evolución

Érase que se era, una era en donde el hombre tomaba las calles. Salía a ellas, en masa, y no precisamente para tomarse unas cañas o acudir a celebraciones erótico-festivas a garitos de tropecientas pistas. Tomaba las avenidas, los callejones y las plazas en otro sentido al que papá estado, o mamá institución, quisiera. Ni era pa dorar píldoras, ni para evadirse en macro borracheras, donde las orgías de labia, con las zarpas en el bolsillo o agarrando birras a dos manos, dejaban la acción en un “estoy hasta el miembro (o miembra)” o “ya verás cuando...”. Eso, sin contar con más lapidario que inefable: “el día que...”

No, esos “antiguos”, salían a las calles sin pensar en el carrito del niño y el solito mañanero. Acudían porque habían ido más allá de las tertulias de bar, y comprendieron que lo que tragaran ellos, tendrían que tragarlo sus hijos. Así es que los dejaban al amor de la lumbre casera, mientras se calaban la gorra. Se ajustaban los tirantes. Se calzaban las botas. Y, el que no cogía una pancarta, trincaba un palo. Así, se iban sumando en realidad no virtual, portal a portal, escalera a escalera, hasta hacerse uno solo. Y poner los cojones y ovarios ande hay que ponerlos. Pa que te hagan pelín de caso los que tienen que hacertelo. En detrimento de las bacanales de palabras, de banqueta a banqueta; de teclado a teclado, que tan raquíticas y a veces ridículas se quedan. Esos troncos, fueron por los que ahora disfrutamos de un mesecito de vacaciones pagao. Entre otras tantas.

Por supuesto que la evolución del hombre, en este penúltimo status, es inexorable. Empezamos a cuatro patas, y terminamos del mismo modo. Solo que ahora, podemos enderezarnos de vez en cuando. O sentarnos. Cruzando las piernas. Y empuñar ese mando a distancia en el que han mutado las manos, pa cambiar el mundo desde sus botones, O cambiar de canal, si se pone chunga la cosa. Joder, la de cansancio que nos ha birlao de encima esa mutación... La de dolores de cabeza que hemos quitao a los zapatitos de charol cada vez que pisan y retuercen el pie... Sobre los del mando. Aquellos que son piezas porque no les sale de los mismísimos ser puzzle. ¡Anda ya!. Con lo que cuesta juntarse con el otro, y éste con aquél...

Pero claro, el Atleti, es pa pasar el rato... Y la gasolina a precio de oro, pues como que también. El curro precario, tres cuartos de lo mismo. La pérdida de valores y la concesión de derechos ganados, se hace corpórea en el declive con un axioma universal que reza: “cada cual que se salve su culo”. Nada importa ya. Como pa bajar a la calle a pelearlo. Y si importa, es en las tertulias de bar y sobremesa. Rascándonos la cabeza mientras deducimos cómo empuñar el vaso de tubo con manos que se han convertido en mandos a distancia.

Ya volvimos a las cuatro patas. Muchos. Mientras unos pocos caminan a dos. Y con la bragueta bajá.

Esos bragueteros, que se despollan de tantos y tantos “unos” que solo pagan un impuesto, y una entrada. Si, no son capaces de defender su propia honra en el día a día, ¿cómo van a defender el de su Club?. Angelicos.

Evolucionamos hacia las generaciones pompis.

Gloria eterna a los que intentaron al menos cerrar el culo. Sobre todo en épocas de infrarrojos, bluetooth, cadenas de seres, seres en cadena y telenoticias palabra-de-dios.

N U N C A P O N E R L A C A M A.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Fuerzas Armadas y desarmadas

Contó Napoleón un día que, para ganar una guerra se precisaban tres ingredientes. Dinero, dinero y... dinero. Y, aunque la práctica suele encontrar un punto de derrumbe en el tiempo en el que, a la postre, negar la teoría, el Gran Gabacho tuvo acojonao al Continente. La “Liga”, la jugaba él. Sus sombra y, acaso, su nómina de mariscales de campo. Y cañón, que por entonces las diferencias se dirimían a hostias. Como hoy.

Así es que plata, plata y más plata. Que es lo mismo que debieron de pensar los Austrias pa seguir zurrando la badana a los ateos mientras se vivía a cuerpo de rey de cabeza pa arriba; o los Borbones pre-guillotina que se montaban unas fies del coponazo de Versalles pa dentro en tanto la plebe se les moría por la finca de allá afuera, tan llena de moscas. Antes de que los Obús lo hicieran canción, estos ya sabían de que iba el paño.

El Fútbol, y por extensión los partidos, guardan ciertas similitudes con estas vainas técnico-tácticas. Y con la intendencia, o las pelas, que suelen ser leche de la misma teta. Como vaticinara el Corso. Pues ya supo que Aníbal, sin viruta, nunca habría cruzao los Alpes pa calentar el morro a “esos romanos” que decía Obelix. Ni que Alejandro el Magno podría haber llegao hasta el quinto pino sin una buena bolsa de jurdeles que ofrecer a sus soldados antes de que sobrevinieran las “primas” por objetivos. O rapiñar al enemigo, como prefieran. Ergo, ningún caudillo, por mu salao, guapo, alto y fardón que pareciese, podía ganar guerra alguna sin lo que don Francisco dio en llamar “poderoso caballero”, no aparecía en sus faltriqueras. Ni en sus arcas. Alguna batallita, bueno. Guerras enteras, casi no. Y no digamos ya la de los Cien Años...

Como en los conflictos de siglos pasados sobre el tapete nacional, la Liga mantiene dos facciones mayoritarias calentandose los egos por ver quien se lleva la princesita al huerto. De 20 años a esta parte, mayormente. La prensa ya les da la jabón y bola suficiente como pa decir quien son. Y luego, una cierta aristocracia, venida a más o menos, que merodea por la corte con ánimo de llevarse a la moza de rondón, invitarla a una cañita medieval, y que despierte en el catre sin que ni ella ni sus pretendientes se pispen de qué manera ha ido la jugada. Estos condes y marqueses, no tienen el dinero por castigo, del modo en que lo poseen los Madriletti y los Barcinonos, que podría decir tanto Romeo como Julieta, pero van apañaos de maravedís. A juzgar por los trajes y brocados. Que ya se sabe aquello de tener carroza a la puerta y lenteja al caldero.

Y, en estas “guerras civiles”, que religiosamente acuden cada año a las puertas de los mismos castillos, con casi idénticos señores feudales, patricios y plebeyos se juegan el cocido del alma. Que alimenta casi tanto como el del estómago. Aunque unos miren de reojo al orgullo, y otros a la billetera. Cada uno con los vasallos contrataos que sus arcas permita. O Hacienda les deje. Y con los de siempre, detrás. Los que no ponen el dinero.

A nosotros, hoy, nos toca por calendas y sorteo desplazar las huestes a Valladolid. Que es plaza fuerte y feudo do las gentes hallan fruición, placer y economía en acudir. Otras guerras, en otros países, han provocao que no podamos contar con principales lanzas en el envite. Es hora de poner en práctica el ataque con la reserva. Que ni va de indios, ni de vino añejo. Sino que es la parte del ejército que se guardaba al entrar en combate, por si pintaban bastos y había que sacarlos al verdín. Podían llegar a ser tan buenos como los principales. O debieran, tesorería en muchas ocasiones mediante.Y servían, no pa ganar guerras, pero sí bastantes batallas. Que es la forma más práctica de acabar venciendo en las guerras.

Se lo digan al cabo Biagginni. Al sargento López. O al soldao Fresnedoso.

S I E M P R E A L E R T A.

jueves, 11 de septiembre de 2008

la tele del abuelo

Era un repartidor de rayos catódicos que no entendía por qué razón la llamaban de “blanco y negro”. Si aquella maravilla tecnológica, se bastaba y sobraba para emitir una gama de tonos grises del copón. Incluso, tenía inteligencia artificial (de esa que los guiris llaman IA) pa dar y pa tomar: en cuanto aparecía en la comba de su cristal ultra convexo una escena anti-tierno-infante, se colocaban dos bravos rombos-dos en una de sus esquinas. No recuerdo cual, pero debería de ser la derecha...

Dominaba, cual mariscal de madera y telilla calada, la sala de estar. No confundamos con salón. Entonces, los salones consistían en piezas de mírame y no me toques. Especies de anexos a la casa, con tintes palaciegos, por los que habría de cruzar su umbral en contadas ocasiones, y subcalzado de unas bayetas a modo de raquetas de nieve. Un auténtico museo de cera. Encerado.

El cuarto de estar, era otra cosa. Allá, se daba la mano la convivencia en familia. Con su sofá ultra descolorido, molde de todas las espaldas y las nalgas caseras; y su mesa-camilla presidencial, en el epicentro del terrazo. Vestida de cintura para abajo, por unas faldas que caían en pliegues hasta apenas unos dedos del suelo. El vuelo justo donde esconder el pequeño infierno de estar por casa que levantaba el brasero. Siempre me pregunté, por qué cojones se le llamaba “mesa-camilla” a una tabla redonda. Casi artúrica.

En la esquina que no estorbara a la ventana, venía la tele. Un “plasma” que levantaba casi metro y medio del suelo, su metrito de tórax y una profundidad de barriga que andaría también sobre los cien centímetros. La tele del abuelo, era un todo. Visor ultra esférico, sobre un armario inferior chapado en telilla de altavoz ocre. Un arma de destrucción masiva, si caía desde el tercero... Con sus prominentes botones girando a favor de las agujas del reloj. Su UHF que aparecía a lo Tamariz, con hundir una tecla XL. Su brillo y contraste a rueda. Su volumen de tecla deslizante, como después copiarían los DJs de los más afamados discotecos...

De esa tele que aún no era telefunken PAL color, guardo algunos buenos recuerdos. Su evocación, me transporta al abuelo tumbado en escorzo sobre el sofá. Pasándose la mano impenitentemente entre la boina y la calva. Mientras que con la otra, sostenía un palillo con el que hurgar entre sus dientes. Su mirada entornada, por encima de un crío que ocupaba los bajos del cuarto de estar; arrodillado sobre una alfombra que nunca sería de Cachemir. Con unos ojos como los platos que chocaban afuera, en manos de la abuela: pronto, nos llegaría su voz, cascada, nerviosa, anunciando la cena.

Una voz que maldije de zagal, y echo tanto de menos de hombre... Hubiera dado igual. Nada nos habría sacado al abuelo y a mí de aquella contemplación en estado de éxtasis. De tensión carnal. Dentro de toda la exagerada curvatura del cristal en el que iban y venían imágenes, jugaba un Equipo a rayas blancas y grises oscuras. Mentira cochina. Los cromos y las páginas centrales de los periódicos deportivos, me habían enseñado que eran rojas. Y su calzón, azul. Pero, en la tele de los abuelos, aquellas figuras, se movían. Cobraban vida. Y precisamente en aquél momento, solo había 9 jabatos, frente (atlético) a un millón de escoceses. De los que solo once, podían empujar la pelota. Además, tenían a un rubio que parecía el demonio cruzao con belcebú. No me extraña que el abuelo exclamara:

- Son tan malos, que tienen las rayas del revés.

En tanto se me viene a la memoria, como un sello premonitorio, la imagen de un lateral zurdo bigotudo, acercándose a una de las bandas para efectuar el saque. ¿Ahí es dónde empezó la magia...?. Y el abuelo, ¿se daría cuenta de que nunca seguiría sus colores?. Jamás sentí tanto un Capón a tiempo.

Otra canita a la memoria. Un momento de silencio por los allegados que ya no están con nosotros.

S I E M P R E A T L E T I.-

martes, 9 de septiembre de 2008

Libros, coleccionables y otros sin especificar

¿Ya está?. ¿Ya se ha acabao?. ¿Esto era todo?. Cagüen... Un añito casi en tira currando cual cabróncete y, ¿ya se ha esfumao ese Eldorado?. Esa especie de becerro de oro subrayao a sangre, jarra helá y sombrilla en el calendario. ¿Vacaciones?. Vaya ful. Los últimos estertores de la manguita corta irán anunciando los primeros boletos de la lotería de Navidá. Adiós a las falditas. Arrivederci a los escotes...

A la vuelta, en ese estado indefinido entre el suicidio mental y la huelga de brazos e intenciones, uno se topa de bruces con las colecciones del kiosko. Sí, ese chiringuito que no pone birras de asa y espuma, ni al que asisten cachitas de temporá, ni damiselas en pareo; pero al que aún se visita. Aunque el peri se vaya leyendo por otros registros. ¿Ya has escogío entonces el coleccionable-interminable de este septiembre...?. Cojonúo. Ahora, súmale el sableo de las editoriales ex-EGB. ¿El seguro, no te cae por estas fechas?. Y el abono total ese, ¿te lo han cargao ya?... Pues, eso no es todo, amigos, que diría aquél dibujo animao al que ahora se le ha dao la tontería de llamarlo “tooney”. Hay que rascarse unos cuartos más de la bille. 17 pavos, pa ser más concretos. Que debe de ser en pedrea el número de pavos que le han hecho el palmero pa que el nobel este se dignara a sacar un libro. Digo “sacar”, que conste en acta.

Sí, damas, caballeros, niños, niñas y fetos por venir: manolete, el Ilustrao, nos ha marcao una de ídem con su libro “Soy del Alieti, ¡y qué!”. Que ya por el titulillo, da un tufillo a acto de contricción que tira patrás. Arrepentíos los quiere el señor. Ya sea feudal, de altar o de manubrio. Pero tú, tron, ¿no eras del Barça?. ¿No vociferabas a los cuatro vientos y los cuatro caminos que “todo buen atlético quería que ganara el blaugrana” en aquél tristísimo episodio-partido de cuyos números no quiero acordarme?. Así que, parte uno: tú, no eres del mismo Club que yo. Acaso, adorador de la SAD, freile del -Anti o miembro honorario de la Orden de la Succión Agachas, donde el compadreo, la manduca, los chanchulletes o cualquier otro externo prima sobre los intereses globales como Club. De ahí que me haya tomao la licencia de cambiarte el título; tú serás del Alieti. Como torrente, vamos. Y la culpa no es de los padres, sino tuya. Pues te vistes de chapero.

Así es que, ese “¡y qué!”, ya no tiene demasiá sustancia. ¿O sí?. Depende si quiso decir “Atleti” o “Alieti”... Lo que ha de llegar después, ni mú. Lo prorrogue el mismísimo Torrente Ballester. Y si encima lo recomienda el cooperador necesario pa un delito de estafa, ni hablar del peluquín. Eso interior que usté llama libro, debe de ser algo así como una bacanal pseudo cinematográfica, con ligas de los chinos, mozas de cluz de alterne, muñecos hinchables con acordeones y sin maria jesús, y ángela-maría la que nos ha quedao. Todo esto, con mucha PRISA. Y RISA, que es el objetivo final y cuasi único que ha de provocar el Alieti. Mercé a gente como vos, cabo escribiente, o como su arrimao de piño en brillo. El autista.

Asín que, super nobel, una de peineta. Pero de las de Luis, que se han llevao de toíta la vida de Dios por el barrio de Hortaleza. Y que tenga muchas ritas, las cantaoras, pa que le compren el sub-producto. Cuyo comienzo, emulando al universal alcalaíno, ya me estoy imaginando: “En un lugar de Osma, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía un mancebo que llegó a ser propietario del 95% de las acciones de “su” Alieti, sin haber hecho él o Enrique Cerezo (sin confirmar si es Sancho Panza) la aportación efectiva de 1.300.000.000 ptas. por un lado y de 650.255.200 ptas. por otro, correspondientes a tal desembolso...”.

Que como vuesas mercedes sabrán, en euros parecen menos, y en reales más.

Y el señor cura de don Miguel, quemando libros de caballerías...

¡¡Maritormes!!:

N U N C A E N V E N T A.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Fúmbol, no es fúrgol

Pensaría don manué desde su butaca redentora del beticismo. Mientras escuchaba un loor de multitudes que venía a decir algo así como “Lopera, ven-cerá, Lopera ven-cerá, Lopera ven-ceraaaaaaaá”. Desde tiempos de González del Campo, al que le gritaban “michel, michel, michel campeón”, no se ha oído otra igual. “Y si pá venzé, tengo que largá al Cooper, se hoa jólivu, que er Beti e lo primero”. Ale, a la pvta rue. Que pase el siguiente, que yo he puesto el parné y de aquí no me menea ni la VI flota. Soy el caudillo, por la G. de dios; de Zarra y de Cortés Elvira. ¡Se sienten, coño!.

Pero, ¿ todo esto de los pañuelos y las voces no es más viejo que el cagar en cuclillas?. Coño, de toa la vida de siempre. De mis agüelos, y mis viejos... Claro que antes igual valía para echar entrenadores que presis. Ahora, tó se lía cual pata de centurión romano. Si el vulgo baja su pulgar mediante una sinfonía de voces que apuntan al que los british llaman míster, tiene en ciernes una moción de confianza y, al siguiente telediario, una destitución al amparo de la nocturnidad. Otra cosa es si la plebe, se encabrona del mismo modo, pero con el presidente. En ese caso... también la palma el entrenador. O tres o cuatro ovejas negras. Cualquiera de relumbrón vale. Menos el señalao de la poltrona en cuestión. El “mesías”. El “que puso los jurdeles”. El “don”. El “tipo que sin él hubiera desaparecido”...

En realidad, el prenda más que un culpable, es un subproducto. Un alien surgido de los abismos político-económicos, donde se ponían los huevos que originarían giles, loperas, solans... De los politiquillos que le dejaron el coto para que cazaran dineros, fama y chanchullos a su antojo. Los “demócratas” inventores de las SADs, que permitieron entregar los referendums de los clubes a los dictados de cualquier tiburón económico que garantizase los pagos a Hacienda. Resulta curioso como en tiempos de franquismo era posible escoger al dueño de tu club, mientras en tiempos consitutcionales te lo imponen.

De los que mandaron mensajes erróneos y/o interesados al aficionado, a sabiendas de que a ciertos clubes los estaban convirtiendo en dictaduras deportivas. Ellos, que son tan demócratas. Tan rectos en el sagrado deber de informar. Tan amigos de los pudientes y tan callados para los necesitados. Tan amigos de sus amigos que son capaces de prostituir la información y retorcerla hasta la extenuación. De los que les interesan uno o dos equipos en la Liga, hablando claro y rapidito. Sus mejores clientes, vaya.

De los seguidores, desinformados y confundidos. Víctimas de gurús de las palabras y las transacciones bancarias. Devoradores de prensa matutina, a la que se le ponen las velitas y se le canta un santaspascuas. Consumidores de radio interesada. De TV con un ojo por cada canal, y el Madrí en el de todos. Sumida en los mundos de yuppi, merced a una profecía de un artículo de manolete (el del Barça, que no el del acordeón), o una tirada de humo en serie pre-navidad o en plenas vacaciones. O cuando hiciera falta, si se torcía el paso de la burra.

En el Betis, hay mucha afición. Como en Zaragoza. O en Valencia. También dentro del Sevilla. Del Español. Del Racing. Del Mallorca. Del Deprotivo... Incluso en un tal Villarreal, no conocido antes más que por la cerámica, y aupado a los laureles ahora por el sistema SAD. No todo iba a ser malo. Simplemente es cuestión de plantearse interinamente si a un equipo modesto, le conviene un “rockefeller” que lo saque de los abismos deportivos. Aunque el precio por el éxito efímero pueda ser su misma desintegración.

Una masa social de un club, jamás permitiría su desaparición. Les IMPORTA. Es su seña de identidad en muchos aspectos de la vida. Y tiene fuerza por sí misma, a través de sus compras, de sus abonos, de sus pinchazos televisivos, de su mercadotecnia, etc, de hacer flotar a un club sin necesidad indispensable de mesías económicos. Dictadores bananeros en infinidad de casos, que confunden cuentas y patrimonios, y arrastran a los clubes a fangos económicos y deportivos. Nosotros, los del Atleti, llevamos catando este turrón demasiadas navidades, como para desconocer el tema.

Y desde siempre se ha dicho, que la unión hace la fuerza.

Al loro.

ODIO ETERNO A LAS SADs.

martes, 2 de septiembre de 2008

Cuerpos de seguridad del Estadio

Haciendo un paseo visual por la flora y fauna que compone esta maravillosa locura llamada Atleti, topamos con los cuerpos de seguridad del Estadio. Fríamente, no sé que coño pintan unos tipos con porras y cara de vino pasao de rosca, en medio de la “mejor afición del mundo”, pero haberlos, haylos. Será porque como en todas las masas, también exixten ovejas descarriás. Bueno, es un decir, pues las ovejas que no siguen al pastor a pie juntillas, son más bien lobos que carneros. Y al lobo, ya se sabe: palo y brega. Desde intentar quitar una pancarta dentro del Estadio, con poco menos que una frase de Heidi en su leyenda; a retirar abonos a los curros jiménez de esta vergüenza que dura ya más de 20 años. Y 16 pa aquellos que se amparan en el delito de apropiación indebida cometido por los Giol sobre el Club Atlético de Madrid allá por el 1992.

Con el objeto de continuar recordando esta fechoría silenciada masivamente por la prensa, ayer y hoy (excepto pa ofrecerla como chantaje), un grupo de personas muy minoritario se reúnen una hora antes, aproximadamente, del comienzo del partido de turno en Casa. Se las trae al pairo, en su esencia, el resultado en la clasificación o si la última vez goleamos de calle. Allí se acude por la convicción de que unos delincuentes no pueden gestionar el mismo Club que birlaron a su afición con créditos y avales marca Acme. Hay cosillas que prescriben en los despachos, pero jamás en la memoria. Ni en los corazones. Y el que mata, será un asesino. El que viola, un violador. El que roba, un ladrón. Así cien años pasen. La prescripción (según un conocido legislador, “la excusa del ladrón”) les valdrá para cumplir con la justicia de toga y puñetas. Para los de La 0, nunca perdonarán. Ni olvidarán. Saben lo que hicieron hace muchos veranos. Y lo cantarán libre, democrática y civilizadamente. Con o sin sabuesos. Existe en la constitución un derecho de expresión y asociación que está muy por encima de los “COS-cos, laika” que se arriman con pinta de censores baratos. Perdón, que los arriman a sueldo. Posiblemente de las arcas del Club. Que ya tiene pelotas que de los presupuestos del Atleti, los mismos que lo robaron saquen pasta pa pagar los servicios de aporreo masivo a los aficionados que aún señalan su pecado...manolete, relaño, antoñito, abellán, inda, de la morena y robertito gómez, se han dejao trabajo sin hacer. Tié huevos que hayan tenido 20 años pa lobotomizar al personal, y se hayan dejao 100 ó 200 en el tintero...

Así es que, una de reflexión. A ver que coño pintan esos matones particulares fuera del recinto del Estadio. En un lugar que ya ocupaban y controlaban los cuerpos de seguridad del Estado. Y con el fin anticonstitucional de acallar unas protestas que, hasta la fecha, han discurrido por cauces de normalidad y buen orden. Estos elementos, son los mismos que visten y calzan a la hora de retirar pancartas dentro, cuyo único delito estriba en disentir públicamente con la directiva. Sin un solo insulto. Correctas en su expresión.

Uno, quizás un tanto ingenuamente, apela al buen sentido de la policía del Estado para valorar la situación. Y que conozca que esos tipejos que se pasean con aires de joe trilitas, son en realidad un ejército particular. Pagado para defender a aquellos que robaron el propio Club. Eso, no es necesario que lo sepan. Pero sí que cualquier ciudadano puede ser agredido en su derecho de manifestarse pacíficamente, y por medio de su presencia y voz, en una vía pública.

N I O L V I D O, N I P E R D Ó N.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Canal IV

Joer, macho, últimamente echan unas pelis que molan mazo... ¿Qué no los sintonizas?. Pues tron, está chupao. Lo puedes hacer por Pirámides o Marqués de Vadillo. O si lo prefieres, lo puedes coger por el satélite Bardelaesquina. Y hacerte un dúo, y pillar una cogorza por una cuota más subidilla de euros... También es posible montarse otro dúo en el salón de casa. O un trío si se engancha el nene. Hasta una cuadrilla con el hermanito. Un quinteto con el vecino gorrón. Un sexteto si se trae a la parienta... Ya ves. No sé lo que durará la emisión del Canal IV. Lo cual supone una certeza: que los atléticos y atléticas (que diría el lehendakari), no queremos que pase nunca. Bésame, bésame mucho; como si fuera esta noche la última vez. Pero que no lo fuera. Ni de blas.

Así, enchufao del tirón al IV, la vida parece más color de rosa (que diría el 14 de nosellamabibí). Te voy a meter cuatro leches, en realidá suena a IV mirlos. Si uno es de Cuatro Caminos (Cuatroca pa los fetén), puede ir fardando de vidente. Igualito que el de Cuatro Vientos; que pa más inri es de esa gloriosa Aviación. Los cuatro gatos de marras, suenan a cantidubi, pues IV chicharros, siendo igual en número, parecen hasta goleada... Que no, que ya no le llamen cuatro ojos, que es del Atleti. Díganle IV Mirlos. A tal llega el éxtasis colectivo por el número que antecede al cinco, que no se descarta que el IV esquinitas acabe siendo 3, 2 ó 1 en las listas de descarga del momento. Incluso que el gordo, allá por Navidá, acabara en IV. Búsquense concesionarios de ilusiones adyacentes a Virgen del Puerto. Y aunque vean dependientes con caras de manoletes, y jefecillos de torcidos rostros o aires de peluquero de damas, compren. ¡Qué les voy a contar, si lo llevan ahciendo toda la puñetera vida!.

Cabalguemos pues a lomos del IV. Que se quede como superstición un tiempecito. A ver si por sí solo, es capaz de reverdecer no tan viejos laureles. De lograr que se meta miedo en vez de risa. De que haya otro golpe de voz, cuando el adversario se da cuenta de que se le viene el Atleti encima. Y los que jugaban con uno a las chapas, al peón, a la lima o al Fútbol en los recreos, vuelvan a hablar mal del Atleti. Abandonando ese tonillo entre paternalista y fingidamente apesadumbrado, que tanto tiempo le ha acompañado. Como si el Rojiblanco solo hubiera sido un mal sueño deportivo de una breve niñez. Hundido después hasta las trancas por caciques del Burgo, jefes de líneas editoriales, gallardones sin esperanza, esperanzas de a metro, sheriffs olímpicos de blanco, veterinarios metidos a cazuteros, productores que se creen nerón, y toda esa cohorte de albinos que, desde dentro o desde fuera, pretenden socavar el espíritu Atlético. Atormentados en su pasado por un Club que les ponía mirando pa Soria en cuanto se descuidaran. Un Club del que nadie era dueño ni, por supuesto, podía ser robado. Pues perteneciá a todos más que a uno. Ni a dos. Ni a tres. Ni incluso, cuatro.

Y es que, los que no han sido tocaos por la varita, no pueden sintonizar Canal IV. Ni ver la peli “Líderes”. ¿Sobrao?. Que va, que va... Tan humilde, que pa el próximo, quiero que meta hasta el rival. 1-3. Y que siga la superstición del IV.

S I E M P R E U N G R A N D E.-