De atléticos a indios y colchoneros, pasando por atletistas

"Y usted, no pise ese Escudo..."
Luis, presidente de honor

lunes, 21 de julio de 2008

El hombre que tenía dios

Había una vez, aunque luego se repitió muchas veces, un hombre que vivía a solas con su dios en una isla. No era una isla desierta al uso, pues allí también convivía a ratos con Soledad, Impotencia y, sobre todo, Frustración. Con esta última, se levantaba y acostaba, aunque nunca llegaran a concebir frustracioncitos. Al menos, materiales.

Llevaba del orden de doce años morando aquél islote. Lo sabía, porque así lo pregonaban las muescas a navajazo limpio que se veían sobre el costado de una palmera. Como si fueran una docena de huevos, pero con 365 claras cada uno. La llevaba clara. El caso es que, solía hacer señales de humo. Bocanadas de aire denso que lanzaba en círculos, manta en mano, para advertir a los barcos que se dejaban ver por la lontananza. Grandes transatlánticos, de grandes cadenas. Que lo mismo vendían que amarraban. “Viajes Coppe”, “Ser Viajeros”, “Ola Cero”, “Este te Marca”, Vaya viaje”... Pero al que veía pasar con más frecuencia, era al “Corte de Mangas”. Esquina Goya. Sin rima.

Y así, gastaba los días que su dios le habñia entregado sobre la tierra-isla, con las horas de la noche y la tarde incluidas. Los findes, era cuando más ajetreo se veía alrededor de la isla. Los que más agujetas, apellido del muy nuestro Manolo, le causaban. Aquello, rozaba el destajo, caballero. Se dormía, colocando los brazos sobre la hamaca hawaiana. Solía soñar con aquél naufragio. De cómo llegaron sus cubitos y radios a aquellas playas desiertas. Aquél costalazo contra las rocas. Ese nadar exhausto. Esas gracias eternas al dios que convivía con sus pensamientos en aquella isla alejada de la mano del hombre, por respetarle la vida. Por dejar que siguiera respirando. Por que su cuerpo fuera suyo.

Cada vez que el hambre dejaba de gritar en su estómago, le recordaba. Le daba loas. Lo imaginaba repantigado sobre su yacuzzi celestial. Abrazado por sus colgantes de colarao al peso. O dándose rulos en su buga marca primera nube, alrededor de la Cielo-30... ¿Qué hubiera sido de él, sin su aparición?...

Hasta que cierta mañana, llovieron troncos. A eso de las nueve. Y a las once, lianas. Cuerdas varias. Rayando el mediodía, manuales de instrucciones. Sí, tío, cómo lo oyes. Pasquines a modo de gotas, que ponían cómo hacer una balsa. Y el naúfrago dejó de orar. Bueno, exactamente, comenzó a invertir el tiempo de rezo en seguir las instrucciones de aquellos extraños manuales-chubasco. Con tal saña, que acabó por construir con sus propias manos siempre juntas en la oración, una canoa. Cutrecilla, sí, pero navegable. Echó un último padrenuestro antes de subirse a sus maderas. Y, con los dedos que entrelazaba a la hora del rosario y alabanzas de acciones de desgracia, se puso a remar. Con fuerza tal, que abandonó la isla. Sin preguntarse siquiera dónde se hallaba el puto paraíso que los más antiguos ya referenciaban entre el Tigris y el Eufrates (...).

Voló el palomo.

Verás cuando se entere que al dios que rezaba, fue el mismito que provocó la tormenta que antecedió al naufragio...

SIEMPRE ATLÉTICOS.-

7 comentarios:

Anónimo dijo...

si ese dios quiere...algun dia veremos que somos muchos l@s que somo nafrag@s en islas desiertas,diferentes pero iguales...desiertas por que no nos miramos...por que no nos buscamos...por que no nos unimos...por que no nos vemos...

FORZA ATLETI SIEMPRE!!!

...lo bueno de mi isla es que tiene una OSERA...

SALUDAZOS...Y BIRRAS FRESCAS...

Anónimo dijo...

Una pequeña observación,para muchos, tener este blog es mucho mejor que andar buscandote por colcho o por donde fuere, para leerte...
GRACIAS COCHISE...

Anónimo dijo...

te felicito compañero por esta pagina...felicidades.
un gran saludo y un gran abrazo de dulcino....

aupa atleti

cochise dijo...

Siempre aupa, dulcino. Un abrazo, y se agradece que caigas por aquí.

Arturo, cierto, parece una película de pocos y al tacto. Bueno, queda confirar en la siempre rebatible teoría de la evolución...

Anónimo dijo...

que te llevarias a una isla desierta dulcino????
...una pistola,una bala y un silenciador para no molestar a los pajaros....

y queda poco para que quede desirta...

Billie dijo...

Lo del yacuzzi me ha traido infaustos recuerdos a Tele 5. No sé si me los podré quitar de la cabeza. En fin. Brindo por el deicidio. Saludos.

P.D.: He publicado un post en el Pobre Atleti que creo que te resultará interesante.

cochise dijo...

Billie, el deicidio sería la única salida digna al atleticidio que se lleva perpetrando. Ayudado por esos grandes transatlánticos que socorren al capitán, en vez a la tripulación. O a los naúfragos.

Se agradece ese enlace en tu blog.