De atléticos a indios y colchoneros, pasando por atletistas

"Y usted, no pise ese Escudo..."
Luis, presidente de honor

jueves, 11 de septiembre de 2008

la tele del abuelo

Era un repartidor de rayos catódicos que no entendía por qué razón la llamaban de “blanco y negro”. Si aquella maravilla tecnológica, se bastaba y sobraba para emitir una gama de tonos grises del copón. Incluso, tenía inteligencia artificial (de esa que los guiris llaman IA) pa dar y pa tomar: en cuanto aparecía en la comba de su cristal ultra convexo una escena anti-tierno-infante, se colocaban dos bravos rombos-dos en una de sus esquinas. No recuerdo cual, pero debería de ser la derecha...

Dominaba, cual mariscal de madera y telilla calada, la sala de estar. No confundamos con salón. Entonces, los salones consistían en piezas de mírame y no me toques. Especies de anexos a la casa, con tintes palaciegos, por los que habría de cruzar su umbral en contadas ocasiones, y subcalzado de unas bayetas a modo de raquetas de nieve. Un auténtico museo de cera. Encerado.

El cuarto de estar, era otra cosa. Allá, se daba la mano la convivencia en familia. Con su sofá ultra descolorido, molde de todas las espaldas y las nalgas caseras; y su mesa-camilla presidencial, en el epicentro del terrazo. Vestida de cintura para abajo, por unas faldas que caían en pliegues hasta apenas unos dedos del suelo. El vuelo justo donde esconder el pequeño infierno de estar por casa que levantaba el brasero. Siempre me pregunté, por qué cojones se le llamaba “mesa-camilla” a una tabla redonda. Casi artúrica.

En la esquina que no estorbara a la ventana, venía la tele. Un “plasma” que levantaba casi metro y medio del suelo, su metrito de tórax y una profundidad de barriga que andaría también sobre los cien centímetros. La tele del abuelo, era un todo. Visor ultra esférico, sobre un armario inferior chapado en telilla de altavoz ocre. Un arma de destrucción masiva, si caía desde el tercero... Con sus prominentes botones girando a favor de las agujas del reloj. Su UHF que aparecía a lo Tamariz, con hundir una tecla XL. Su brillo y contraste a rueda. Su volumen de tecla deslizante, como después copiarían los DJs de los más afamados discotecos...

De esa tele que aún no era telefunken PAL color, guardo algunos buenos recuerdos. Su evocación, me transporta al abuelo tumbado en escorzo sobre el sofá. Pasándose la mano impenitentemente entre la boina y la calva. Mientras que con la otra, sostenía un palillo con el que hurgar entre sus dientes. Su mirada entornada, por encima de un crío que ocupaba los bajos del cuarto de estar; arrodillado sobre una alfombra que nunca sería de Cachemir. Con unos ojos como los platos que chocaban afuera, en manos de la abuela: pronto, nos llegaría su voz, cascada, nerviosa, anunciando la cena.

Una voz que maldije de zagal, y echo tanto de menos de hombre... Hubiera dado igual. Nada nos habría sacado al abuelo y a mí de aquella contemplación en estado de éxtasis. De tensión carnal. Dentro de toda la exagerada curvatura del cristal en el que iban y venían imágenes, jugaba un Equipo a rayas blancas y grises oscuras. Mentira cochina. Los cromos y las páginas centrales de los periódicos deportivos, me habían enseñado que eran rojas. Y su calzón, azul. Pero, en la tele de los abuelos, aquellas figuras, se movían. Cobraban vida. Y precisamente en aquél momento, solo había 9 jabatos, frente (atlético) a un millón de escoceses. De los que solo once, podían empujar la pelota. Además, tenían a un rubio que parecía el demonio cruzao con belcebú. No me extraña que el abuelo exclamara:

- Son tan malos, que tienen las rayas del revés.

En tanto se me viene a la memoria, como un sello premonitorio, la imagen de un lateral zurdo bigotudo, acercándose a una de las bandas para efectuar el saque. ¿Ahí es dónde empezó la magia...?. Y el abuelo, ¿se daría cuenta de que nunca seguiría sus colores?. Jamás sentí tanto un Capón a tiempo.

Otra canita a la memoria. Un momento de silencio por los allegados que ya no están con nosotros.

S I E M P R E A T L E T I.-

12 comentarios:

Bruncy dijo...

Que cosas..., como se parecen nuestras vidas y nuestras costumbres, hay vivencias que solo pueden ser contadas de una manera, esto es lo que me sorprende...

El Atleti es algo parecido, es como la antigua casa del abuelo, y todos cuando nos disponemos a hablar de ella parece como si nos transportásemos a la casa de nuestros abuelos..., no se, y desconozco si las otras casas podrán decir lo mismo... pero aún así que todos contemos la misma historia y la vivamos de la misma manera, siendo todos tan distintos, eso es algo que no tiene precio y que todos creo... nos abrazamos a ello sin querernos separar de él... (xq todos queremos estar en casa supongo)

Gracias compañero por refrescarnos esos recuerdos, que nuestra humilde pluma es incapaz de plasmar con tanta exactitud.

Abrazos a todos

miguel diaz dijo...

Recuerdo que cuando se inaguró la iluminación del Calderón, se decía que era el único campo de España que posibilitaba la retyransmisión a color puesto que tenía no se cuantos cientos/mil de lux. Al final, daba igual porque en las casas todos teníamos la tele en blanco y negro. un abrazo. miguel

Anónimo dijo...

Sencillamente precioso el relato....ya solo nos queda echar de menos aquellos tiempos y soltar alguna sonrisilla cuando nos acordamos...

Deportivista dijo...

Muy bonito el relato.

Un saludo.
http://marcador-deportivo.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Muy buenos recuedos, muchos hemos vivido eso, la tele, que dentro tenia unas lamparas mas grandes que el copon. Inolvidables aquellos partidos en blanco y negro, tan inolvidables como aquellos atleticos que ya no estan con nosotros.

Ayea dijo...

Qué recuerdos me has hecho evocar...una parte de la familia merengona, la otra colchonera...recuerdo a una pequeñaja que entre el ocre de las macroteles del cuéntame escogió sin dudar adornarse con plumas. Y recuerdo mucho a quien tanto evocaba una sonrisa de orgullo ante la elección...
Por todos los que nos faltan y que con estas cosas se manifiestan en lágrimas.

sagradotemplo dijo...

Tus guiños al pasado me hacen recordar esa infancia de cromos, chapas, rojiblancas de algodón y por supuesto de lo grandes que eramos.

Saludos
P.D. Gracias por agregarme, aunque escriba poco.

Anónimo dijo...

Hola Cosiche. Me llamo Tomi y soy un Atlético de pro como tu, pero, indudablemente, con muchísimo menos talento que tu a la hora de escribir.

Me descubro ante tí, chavalote. Es flipante lo guay que son tus entradas (no te estoy llamando calvo, tranki).

Yo también tenía, al principio, una tele en blanco y negro. Aún recuerdo cuando se jugaba el Mundial que siempre me iba desde mi casa (Carabanchel Bajo) a casa de mi tío (Carabanchel Alto) para ver los partidos del Mundial a todo color.

Pero esa tele en blanco y negro ... A mi me recuerda a Curro Jiménez, que lo echaban antes del Estudio Estadio (cuando Estudio Estadio era un programa serio de información futbolística, no unos panfletos escatológicos dedicados a los que tu y yo sabemos) los domingos.

Y la musiquilla con la abrían las retransmisiones de los partidos de liga ... Una lástima que a través de la escritura no te la pueda tararear, porque, sorprendentemente, aún me la sé de memoria. Y hasta cuando jugaba con las chapas al fútbol e iba a empezar un encuentro, yo solo en mi habitación la tarareaba, porque, a la vez que jugaba, retransmitía el partido con mi voz, hacía el sonido ambiente ... Ufff ... Siempre esperando el Don Balón Extra de la Liga, en el que venían todas las fotos de todas las plantillas, para recortarlas y ponerlas en las chapas ...

Me cago en su puta madre, pero qué viejales me estoy volviendo. Tendré que soltar mi grito de guerra:

¡¡¡TODOS A PUCELA ME LA PELA, VIVA EL HOOLIGANISMO!!!

Eres un puto crack, sin más.

Un abrazo.

cochise dijo...

Seguramente, bruncy, esas historias también sean patrimonio de otras casas. Si tuviéramos que defender el Fútbol contra un ataque externo, haciendo piña, saldrían muchas cosillas que nos sonarían y con la que nos identificariamos muchos. Pero las del Atleti, como que llegan más a la aurícula, ¿no?.
Curioso lo de la teoría TV sobre la iluminación del Calderón, Miguel.
Gracias Juan. Y David, pero igual nos queda algo más que solo acordarnos...
Apache, tú has visto más de esos. Ya te “exprimiré”. Mis recuerdos tienen muchas lagunas en el blanco y negro.
Verónica, las sonrisas de complicidad son las mejores de las sonrisas. Y aunque no estén, se guardan. Dentro de una lágrima, o una memoria; pero se guardan.
Esos guiños, sagradotemplo, son de hoja perenne. Hasta que caduque. Nada se entiende sin el recuerdo.
Tomi, un placer que te pases por La Osera. Y que dejes esas reflexiones. Curro Jiménez, Félix, Los Payasos o incluso los Chiripitiflaúticos, son referencias obligás. Lo mismito que ese Estudio Estadio de Julio César Fernández... La musiquilla, la tengo en el limbo. De fijo que si la oigo, la reconozco... ¿Viejos?. Ná, madurando la simpatía por el diablo. Que más sabe por viejo...

Unos abrazos generalizados.
Por ser del Atleti.
Por ser el Atleti.

Anónimo dijo...

...joeeer la recuerdo como si la tuviese delante,era una Westinghouse traída desde Alemania,era tocha y pesaba como su putamadre,recuerdo el botón sintonizador era del tamaño de una taza de café y lo que ahora son clik´s antes eran CLOOOT,CLOOOT...recuerdo con ternura a Ayaguata,alguien lo recuerda???

Me volviste a arrancar sonrisas una vez mas... "Son tan malos, que tienen las rayas del revés."JAJAJAJAJAJAJAJAAA

Saludos a tod@s y recuerdos especiales para,ell@s...

Felipe Ferrín dijo...

Tremendo artículo y tremendo blog.

Enhorabuena y gracias por hacernos sentir tan grandes.

¿Pudes contactar conmigo?

felipe.ferrin@gmail.com

Saludos!

Billie dijo...

Yo recuerdo que cuando coincidíamos con el betis, la real o el castellón se cambiaban las camisetas porque en la tele en blanco y negro no se distinguían y el locutor lo anunciaba tal cual. Saludos.