De atléticos a indios y colchoneros, pasando por atletistas

"Y usted, no pise ese Escudo..."
Luis, presidente de honor

martes, 28 de octubre de 2008

Días de escuela (III)

Suena el timbre, al fin. Bocadillo, recreo... evasión. Una manada de enanos y enanas, soltando con premura los lápices, entonando un murmullo de victoria que nos perseguía en tropel hasta la misma puerta del aula. Dónde el cerco se convertía en un embudo de ilusiones, por el que íbamos desfilando a borbotones, hasta alcanzar toda esa largura tachonada de dibujos, poesías y otras manualidades menores que conformaba el pasillo. Una legión de símbolos precursores del Cobi del 92, que escondían entre su simpleza de líneas y colores, la misma pureza de la infancia. Las fotos de la vida que nunca pudimos revelar en la tienda del barrio. A través de su formación en horizontal, se acababa por ganar a la carrera el último esquinazo, donde las tórtola derrapaban cual derbi del Nieto, y te relanzaban a la bocana acristalada que daba permiso al patio. ¡El patio!. ¿Qué patio no suponía el jardín del edén?. Desde el patio del Moya, o el patio del Bomba, allá en el barrio, al patio del colegio. Todos los patios debieran de haberse declarado parques naturales para canijos. Cada patio que se despoblaba de críos, o pasaba a formar parte de la reconversión urbana, era una puñalada en mitad de divertilandia. ¿Qué coño hacían los sindicatos y las APAs, que no los defendían?. Hasta en los sueños más idílicos; acabado el Un, Dos, Tres, donde el edificio del colegio caía por cualquier intercesión de algún olvidado dios de infantería de infantes, el patio se salvaba. Era como la chica americana de las pelis.

¡Cómo estaba el patio!. Con su mercadeo de cromos, sus grupitos de niñas en leotardos y coletas organizando una timba de comba y goma, los dómines de las chapas partiendo equipos, los supporters de la olla echando a pares o nones... Y los capis de turno, jugandose al monta y cabe una de caballeros contra villanos. Con un balón de por medio. “¿Me pedirá?”, imploraba para sus adentros el malillo. “¿Jugaré con Zutanito?”, pretendía augurar el chanante. “A ver si me toca contra Menganito...”, aventuraba el macarrilla. “Joer, como se nota que son del mismo equipo”, iba radiando en sus pensamientos el que ni chicha ni limoná. Ya estaba el tinglao montao. Se habían levantao, como era precepto, cuatro pilas de jarseis sobre el terreno. Separados en parejas, que no arrimaban cebolleta por aquellos seis pasos que marcaba el reglamento interno infantil. Esos mismos, que valdrían en un momento dao para colocar con precisión de GPS el punto de penalty sobre el inmenso espacio que rodeaba la vida de los bajitos.

El balón, en el centro semigeométrico del Vaisapillar Arena. Como árbitro, el empollón, que era odiado por los unos y por los otros. Un leve gesto de brazo, hacía de triple pitido y, como años después diría el ínclito Joaquín Prats, ¡a jugar!. Los del otro equipo grande de la capital, contra los del Atleti. Sí, salíamos once. Y teníamos hasta reservas. Y otros desarraigaos que preferían acoplarse al rescate pa ligar con la princesita de turno que nos le hacía ni pvto caso. Y alguno que volvía emocionao con el verano de Laguía, y se había perdido en pistas de arena surcadas de curvas y puertos a dos manos y una de rodilleras. El Atleti de los críos, ganaba, perdía y hasta empataba. Hacía cuatro días que Vicente Calderón había pronunciado al término del partido de Bruselas aquella frase que no tenía sentido entonces. Nadie la pronunciaba. Ni propios, ni extraños. Blancos y Rojiblancos nos temíamos como dos lobos de enormes fauces, compartiendo el mismo corral. No existían gallinas. Ni complejos. El Equipo, era tanto o más fuerte que la misma Afición. El Club era nuestro. De todos y cada uno de los corazones que latían en sangre y nieve. No, no es que fuera un deseo de niño. Era real como las galopadas de Ayala. Como la Copa que Adelardo abrazó entre sus brazos.

Enseña a tu hijo. Oh, enseña a tu hijo a amar...

Al Atleti.

S I E M P R E A T L E T I.-

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Cochise, asi era, todos los del atleti queriamos ir juntos. En mi clase habia mas vikingos, pero no los temiamos, los jugabamos de tu a tu, y al salir del cole por la tarde al parque, esos partidazos de 30 a 28, y si no seguimos mañana.
Que tiempos y el atleti, ERA EL ATLETI, nos tenian respeto y a veces miedo. Nos han convertido en una caricatura de equipo, y nos quitan hasta el Calderon.
Un saludo.

miguel diaz dijo...

Yo tuve suerte, en mi colegio los del Atleti eran mayoría y los "raritos" eran del Madrid. No había duda, cuando venía uno nuevo, si era majete, era del Atleti, si era "raro" era del madrid. No hacía falta preguntar, se sabía. un abrazo. miguel

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

en aquellos tiempos, daba gusto ser Atleti. Cuando yo era niño, habría un 60% del Madrid y un 40% del At.Madrid. REcuerdo los míticos partidos en el patio del colegio entre madridistas y atléticos. Un abrazo.

Anónimo dijo...

...este tercero no lo había leiooo,tan guapi como los dos anteriores,un gran hattrick que te marcas con los Días de Escuela, Lobo...
...por suerte o por desgracia el Asfalto sigue siendo negro...y tod@s queremos al Capitán Trueno...quien sera el Capitán Trueno???...

FORZA ATLETI SIEMPRE!!! desde el patio del colegio...de mi/nuestras memorias...pongo la coreana en el poste,pero dile al portero que no se tire encima...

Saludazos.

Anónimo dijo...

Fantástico blog me gusta, muchas gracias por su edición con tan buen gusto felicidades, reciba un abrazo.

cochise dijo...

¡Claro que nos gustaba ir juntos a los del Atleti, Jorge...!. Era más que un partido.

Miguel, suerte que teníais en ese cole de mayoría atlética... Ahora, eso es una rara avis incluso en Latina o Carabanchel...

Arturo, esos postes de coreana, míticos. Y el ha entrao, ha dao en el poste, o ha ido fuera... Y las escuadras de aire a ojo cubero. Ay, Capitan Trueno, en cuantos sitios se te echa de menos...

Unos saludos pa vuesas mercedes.
Incluido el sexuá.

Anónimo dijo...

Como las carreras de Ayala, ese aprender a ganar que nos metieron en vena Griffa y Ayala...
Un saludo...