De atléticos a indios y colchoneros, pasando por atletistas

"Y usted, no pise ese Escudo..."
Luis, presidente de honor

lunes, 3 de noviembre de 2008

La Felicísima Armada

Que no nos tanguen. Ese, o la “Gran Armada”, era en realidad el nombre que se le dió a la nube de galeones y otras naos que partieron de Lisboa, con la misión de invadir la Yngalaterra. Un mar de velas sobre un Océano de agua, que después los britis denominarían “Invencible”, jactándose de que la misma mar, y el pusilánime que fué puesto a su mando, impidieran que nos echaramos unos fandangos sobre el puente del Támesis. O del Mersey, ya puestos. En parangón, es factible decir que aquellos elementos contra los que dijo Felipe II no conocer que enviaba sus naves, pudieran ser ese gol que no entra, ese manía repetitiva de atizar al poste, o ese portero contrario que ha cenao pulpo antes de enfrentarse a nuestras huestes. La pura mala suerte, que dicen, hecha oleaje, tempestad y tifón. Esa parte fracasada del plan, es de sobra conocida por la concurrencia, y así se admitió que la Gran o Felicísima Armada, sucumbió más por las inclemencias que por los cañones en aquél tiempo sin OTANs, enemigos.

Pero, como todas las historias, tienden a simplificarse. Es cierto que la flota se acabó desmenuzando y dispersa, fué batida o encallada por las costas de Escocia e Irlanda. Donde sus nativos recibieron a puñal y horca a los naúfragos de la Real Armada. No, desde luego que aquello no era Bambi. Y las meteduras de gamba solían salir mucho más caras que con un simple gol en contra. O una goleada.

Sin embargo, hasta que aquellos marinos fueran degollados a granel, e incluso antes de que sus bajeles perdieran brújula y sentido, se sucedieron una serie de capítulos principales. En primera instancia, el fallecimiento del designado para afrontar tamaña empresa pues, desde la Roma Imperial, nadie había hollado aquellas tierras si no hubiese sido con permiso del anfitrión. Y en ese menester y a la sazón, que dirían aquellos antiguos, para tal el empeño había sido señalado, directamente desde la Silla de El Escorial, don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz. Almirante del que ya sabía la morería, en aquellas collejas que se repartieron por Lepanto. Terror y pavor a partes iguales en el enemigo. Y al que la muerte sorprendió en la misma Lisboa, mientras diseñaba la algarabía de velas, víveres, artillería y marinería de la Gran Armada... Y a un servidor que estos tío tan grandes le recuerdan la figura de otros presidentes del Atleti...

Su lugar fue ocupado por el duque de Medina Sidonia. Una bacalá de cuidao, un nobletón de fies y cazo en las rentas. Un marino de tierra-tierra, que trincaba por títulos y diezmos, pero que la mar la había visto poco menos que cuando se la mostraban los pintores de corte. Tan mal debió de ver el asunto, que escribió de su puño y letra una misiva a su designante, Felipe II, señalandole las carencias y faltas que mostraba para el desarrollo de tan capital proyecto. Que si quieres arroz, Catalina. Tú te embarcas, por la gloria de mi padre. Que na más y ná menos, es Carlos I. Al agua patos, pues.

Ale, a morir por Dios. El Dios de nuestra parte, claro. Y casi 140 naos partieron de la barra de Lisboa, para ganar con algunos contratiempos el Canal de La Mancha. Donde los faros costeros se desgañitaban en hacer alumbraos, en tanto se dice que sir Drake acababa una partida de bolos sobre el suelo antes de derrotar a los españoles. Aunque esto de la traducción post-artúrica tiene sus erratas, y los hay que sostienen que en realidad quiso decir que se la habían caído las bolas al suelo na más contemplar a la Gran Armada aproximarse. Sea como fuere, a la flota guiri se le había pillao haciendo siesta en el puerto de Plymouth. Con el viento en contra (lo que los entendidos denominan “sotavento”) que impedía su salida y maniobrabilidad, pues por entonces los buques eran esclavos del aire y de sus velas. Y enfrente, los galeones del de Medina Sidonia. Con sus subordinaos comiendole la oreja pa trincar el barlovento (viento a favor que facilita la iniciativa en el ataque y la maniobra) y lanzarse como posesos sobre puerto y embarcaciones. “Si les aniquilas los barquitos que defienden el Canal, puedes regresar a ritmo de paseo a Flandes, y recoger a todos los Tercios pa pasarlos al mismo ritmo de paseo hasta el mismísimo London”. Si dejas sin dientes al perro, el jardín es tuyo. Puies ná. Que al señorito no se le pone de los atributos. Y se acojona. Y dice que rumbo a Amberes... ¡Cagüen-el-copón-divino!. ¡Si así se las ponían a Felipe II, señor!. Sí, a Felipe II, pero a mí no. Quite, quite, que igual me arañan el empolvao, se dice que cuentan que comentó, poniendo la cara sobre la esquina... Del mamparo de proa del navío apropiao debidamente.

Que, ¿qué tiene que ver esto con el Atleti?. Joder, tenemos un potencial de cojones, gestionao por un incompetente, y aún así queremos echarnos un chotis con terminación en mitá del Mersey. A mí, es que me cuadra tó...

¡Vivan los tercios!.

Hasta los de Mahou.

S I E M P R E A T L E T I.-

10 comentarios:

miguel diaz dijo...

No se puede ir ni con miedo, ni con complejos. Los 3.000 atléticos que estarán en Anfield tienen que salir por la puerta grande, entre ovaciones, con orgullo renovado. un abrazo. miguel

Angel dijo...

¡¡¡Viva la armada rojiblanca!!!!.

Hoy tenemos mucho que ganar y poco que perder, como dice Miguel, hay que salir sin complejos, a por ellos y que sea lo que tenga que ser.

Un saludo!!

PD: Como siempre, excelente post Cochise.

Anónimo dijo...

jodeee Lobo,batallas navales y tooo,y tooo por el tema de la pelotita...aahaaaa que no es por la pelotita, que es por el ESCUDO,ya ya...que batalla mas guapi la de esta tarde-noche,no??? paaaa estar alli,aun que fuese contigo,jajajajajajaa,sabes que seria un placer...
Un abrazo fuerte y a por el pool

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

pese a los Aguirres, Cerezos y Giles, hoy debemos ganar. Forza Atleti.

un abrazo.

cochise dijo...

Joder, los teníamos a punto de clara... Enfilaos en la mira del cañón. Hundidos en el Mersey. Y resulta que en estas batallas, hay jueces... Que se llaman así, pero maldita la "justicia" que reparten a veces.
Si no les ponen el balón en el punto de penalty, todavía a estas horas creo que no habríamos recibio ni un cañonazo... Unos saludos. Incluso pa Arturo, je, je...

Anónimo dijo...

Los teniamos hundidos, hasta que llego la injusticia, y la mala suerte que siempre nos acompaña.
Desde lo mas alto del imperio, tienen orden de hundirnos, como sigan asi, lo haran. AUPA ATLETI

Anónimo dijo...

De alguna manera yo esperaba algo asi, malditos intereses.

Anónimo dijo...

Querido Cochise: te olvidaste de anglos, sajones y las huestes normandas de don Guillermo que sí triunfaron después de romanos en la blanca (para algunos pérfida) Albión. Es curioso, pero si la Gran Armada hubiese alcanzado un glorioso destino, hoy no se jugaría al football en el mundo sino al frontón, o tal vez se hubiesen universalizado las corridas de toros.
¡Hala Atleti!

cochise dijo...

¡Pardiez, y bien cierto que es aquello de los normandos, señor Anónimo!.
Mea culpa, esa de dejarme guiar por el mito. De la EGB, en este caso. De los anglos y sajones, no acabo de hacerme cuentas. Son los que pararon el cronómetro histórico, y pusieron en cierto modo origen racial a las Islas. ¿Pudiera ser como tratar a celtas e íberos como "invasores"...?.
Ay, la Historia. Que mucho enseña y que poco escuchamos...
Un saludo.

Anónimo dijo...

Querido Cochise: Anglos y sajones fueron en la isla de los britanos celtas sólo en ínfima parte romanizados, los invasores germánicos, como en nuestra tierra celtibérica los suevos, vándalos, alanos y visigodos.
De nada.