De atléticos a indios y colchoneros, pasando por atletistas

"Y usted, no pise ese Escudo..."
Luis, presidente de honor

martes, 26 de mayo de 2009

Pretoria

Que si, que si; que hay que guardar unos mínimos con tus semejantes, y que la libertá de uno dicen termina donde empieza la del otro… Que el Fútbol no debiera de ser nido de otras cosillas menos arrimás, o que ni siquiera se rozan con el esférico. Que jode llevar a churumbeles y tiernos infantes (los aficionaos del mañana) a estadios en los que en ciertas ocasiones, en ciertos laos o en ciertos momentos y lugares equivocaos, se transforman en callejones bosnios o páramos iraquies. O junglas en el Chad, donde palman tantos o mas, pero que no tenemos en cómputo de bajas, por no ser carne asidua de teles, radios y magacines. ¡Coño, como la apropiación indebida (pa otros simple y llanamente robo) del Atleti que figura en interné y la conocen en profundidá cuatro “ceristas”, medio millar de renegaos y pare usté de contar…!. Pues eso, declaración de intenciones pa que, como decía aquél humorista, “to el mundo sea güeno”.

Ahora, una de hechos. Recientemente, y durante el transcurso del encuentro Atleti-Valencia, mediado el partido, se descolgó una pancarta con los rostros de wally y don cooperador, flanqueando un gigantesco “NO”. No llegaría al cuarto de hora del suceso, cuando allá solo aparecía la letra “O”, como testigo de la expresión libre, cívica y hasta educá que habían manifestado los portadores. No es ni la primera ni última vez que esta CENSURA a la corriente de opinión disidente con la directiva, se produce en el Vicente Calderón. La diferencia estriba en el número de aficionaos que se echen al monte pa defender su libertá de expresión hecha tela y pintura. En este enlace, hace ya unos años, se puede comprobar como pueden salir tiros por culatas:
http://www.youtube.com/watch?v=jTSIAX33Thw

De cualquier modo, tengo entendido que unos jurados no pueden quitarte nada. Acaso, retenerte y aguardar a que se lleguen los llamaos cuerpos de seguridá del Estado. Que ellos juzguen, y obren en consecuencia. Además, si el pancarteador de turno está cometiendo un delito, que se deduce por la retirada del objeto expuesto, ¿por qué no se le detiene?. ¿No es esa medida la empleada pa los que delinquen…? (parejita aparte).
Estos métodos, también asoman en las congregaciones en torno a la Puerta 0. Donde se sea 19 ó 200, se desaloja últimamente por decreto de no se sabe muy bien quién.

Si uno echa un vistazo a las sanciones que figuran aquí:
http://www.mir.es/DGRIS/Notas_Prensa/Comision_Nacional_Antiviolencia/
se podrá dar de bruces con cosillas más inexplicables que alucinantes. Por ejemplo, “6.000 euros y un año sin entrar a recintos deportivos por colgar una pancarta incitadora a la violencia”. ¿Podriamos catalogar la mencionada con los caretos de los delincuentes y el central “NO” como tal?. ¿Quién o quienes sentencian en el “directo” pa decir que esto es incitador o no?. Vamos al paso 2 (comprobable en el enlace del video anterior): si en la defensa de esa “terrible” pancarta que rezaba “salvemos el Calderón”, se hubieran quedao la media docena que la colocaron, ¿serían delincuentes y sancionables?. Al soliviantar la acción de los guardias de seguridá al público adyacente y de más allá, ¿el motivo se disipa?. ¿Se puede arrestar a un menda que grita “fulano, cabrón, fuera del Calderón” (6.000 euros e imposiblidá de entrada a un recinto deportivo por insultar gravemente al palco, según la comisión antiviolencia)?. ¿Y si eso mismo lo entonan miles de aficionaos…?. Entonces, ¿el delito está en la soledá, más que en el acto en sí…?

Las hay muy cojonudas. Por ejemplo, a un tipo que intenta meter un cuchillo de cocina al campo, se le clavan (con muchísima razón, a mi entender; se pasan bocatas, no pinchos) 4.000 pavos y esa negación anual de pase a estadios. 2.000 euros menos que por gritar contra el sillón presidencial, que se llevó uno colgao del bolsillo. U otros 2.000 euritos menos que por proferir gritos racistas y lanzar un objeto sin definir a un aficionao rival, que se le endiñó a otro… Por ahí también figura el castigo a un hincha por llevar serigrafiao en su camiseta un símbolo “anticonstitucional”… ¡Una cruz celta!. Al loro, que ya se cruje históricamente más allá de las águilas de San Juan; por una simbología casi del pleistoceno. Amén de decir que si se empura a los símbolos políticos radicales, debiera de arrearse a un lao y al otro. Mas que nada pa parecer ecuánime en esta leyenda de “la política, fuera de los estadios”. Lo último de lo último, muñequito, es una propuesta de sanción al tifo del partido contra el Valencia. Se espera que Mulder y Scaly se arremanguen sobre la pancarta, y examinen con carbono 14 los cascos de los personajes pintaos en cuestión. Ni un lápiz, ni una brocha, ni un juego de rotuladores carioca, hacen daño mayor a nadie. Al menos, mucho menos que las parabelum, los puños americanos, los bates, o las bombas-lapa. Si, como cantan las cuentas de antiviolencia, se es capaz de castigar en más grado al de la camiseta con la cruz celta (signo tomao por las BBAA, y que pudiera ser la portada de un disco de los Gwendal), que al menda que pretende pasar un bardeo XXL, es que algo anda jodidamente mal en el plano Justicia; así, con mayúsculas.
O también lo hay que se lleva la del pulpo (3.000 pavos y el añito de marras) por beber repetidamente de una bota de vino. Anatema y excomunión. Cuando en los presupuestos anuales de los clubes se dedica una buena cantidá de pasta a sufragar miles de botellas de alcohol con la que hacer de agostos a junios en los palcos. Osea, que en eso de que en el Fútbol está prohibido consumir alcohol, se cambien la cantinela. Está vetao su consumo en la zona plebe, esquina parias; que en la de los patricios, cruce con nobles, se ponen hasta la bandera. Y más allá. Las cosas, por su nombre.

Pa acabar el lenguetazo, me mantengo en una duda impenitente. ¿es un estadio un sitio público o privao?. ¿Debieran de tener un cartelito de “derecho de admisión”?. ¿Hay que entrar con calcetines blancos?. ¿Se pueden llevar playeros?. ¿Por qué hay tanta fuerza pública en un recinto privao?. ¿Existen hojas de reclamaciones?. ¿Se puede denunciar al “propietario” por servir garrafón…?

Como cualquier ciudadano que acude al Fútbol, se llega a un espacio, llamao estadio y alrededores, singular donde los derechos pasan a formar parte de otro código, del que a menudo se entiende entre poco y una mierda. No estaría de más que alguno de los buenos compañeros puestos en el tema legislativo, o fraguaos en la experiencia, echara un cable a varias cuestiones que puedan plantearse entre todos los participantes.

Lo malo de la democracia, es que está llena de “demócratas”. Que diría Eduardo “Longshanks”, en versión moderna-mas-allá-de-las-Escocias.

S I E M P R E A T L E T I.-




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