De atléticos a indios y colchoneros, pasando por atletistas

"Y usted, no pise ese Escudo..."
Luis, presidente de honor

viernes, 26 de septiembre de 2008

El último gilista

“Rolando, camarada, sopla el cuerno”

Y el lugarteniente se desgañitaba, atizando hostias en superlativo a toda la morisma que se le iba acercando. A los que venían en vanguardia, porque la nube de enemigos era tal, que se perdía entre la bruma del horizonte. ¿Cuántos mandoblazos le quedaban por dar?. ¿Qué tiempo aguantarían sus brazos las libras de la espada?. ¿Y sus piernas su propio peso...?. El capitán, vestido de sudor y cota de malla, hacía más sangre que preguntas. Pero, la fatiga obliga. Hace un rato que repartía con la cabeza gacha, para no mirar hacia delante, como los toros que embisten fijos los ojos en la arena. A cada instante, las fuerzas abandonaban a uno de los suyos, que caía con estrépito al suelo. Fulminado por una nube de armas adversarias, que habían al fin logrado encontrar hueco en el zigzaguear de su espada. O rompían los últimos jirones de su escudo. Mirar arriba, era una desgracia para la moral. Los pendones iban cayendose del cielo cual árboles de colores talados. Cada uno que dejaba de apuntar a las nubes, se llevaba a los diez o doce mortales que le hacían custodia y honra.

-¡¡Rolando, camarada, sopla el cuerno...!! Tendreis el auxilio de todos los mamporreros de vuestro padre... Acudirán en masa, micro o boli en ristre, con solo oir su llamada...

Y Rolando, aquél príncipe tan galo que parecía picassiano, miraba de soslayo al capitán. Un fugaz instante. Para elevarse sobre los estribos, y proseguir desgarrando carne que vino del otro lado del Río. Del de siempre. Mientras su real cuerno, tachonado en plata prescrita, acompasaba sobre la cintura los giros de su torso. Nunca llamaría a su padre. Jamás habría de soportar la vergüenza de pedir auxilio. Celestial o terrenal. Demostraría al mundo, de confín a confín, quién era el el hijo por antonomasia. Ese cuerno no habría de ser tocado. Allí quedaría, colgado a la vera de la funda de su espada “Marlinda”. Silencioso. Apartado, como los tiempos de juventud en que jugaba a curar ciervas cogidas en cepos. Caballos heridos. Perros rabiosos... Ahora, era casi un rey. Cogido por una turba de moros en una brecha del Pirineo. Tenía la gloria en una sola jugada para saciar su ego y sus complejos de una sola tacada. “¡Verá padre!”, repetía una y otra vez en su cerebro encarcelado por el yelmo. De colador. ¿Qué importaban los pendones a sangre y nieve que cayeran?. Ni los cofres de monedas acuñados por el pueblo. ¿Y los cuatro negritos...? Ni tan siquiera aquellos jueces que pretendieron por un momento llevarle a una vida que no le correspondía. Entre chusma y rejas. ¡Él era Rolando!. Hijo de Carlomagno. Y tenía que demostrar a su padre ausente, de qué pasta quería estar hecho.

En el fragor de la debacle, que los historiadores llamaron batalla, se le acerca un tipo con aspecto de mindundi. Despeinado. Un cero a la puerta. Con un extraño XIV grabado sobre su peto de guerra. Ganados los cuartos delanteros de su caballo, le extiende la mano. Cuando pretende estrecharla, el zarrapastroso se la quita. Vuelve a acercarla, mostrandole un extraño objeto. El príncipe que intentaba sanar animales, recoge el presente. Unas gafas “ahí-ban”. Negro futuro. El noble prescrito, se sonríe. Las ajusta sobre sus ojos.

-¡¡¡Caiga quién caiga!!!- y espoleando su montura, que nunca fue imperiosa, se lanza en pos del enemigo. Ajustándose las cinchas de su escudo repujado en prensa, y apuntando al personal con una lanza fabricada en madera de billete de monopoly. Hecho un turulo.

Su último y fiel capitán, suelta la espada. Hinca ambas rodillas sobre el suelo encharcado. Levanta el cuello. El filo del alfanje que le sobrevenga, no ha de tropezar con la collera metálica. Sería muy doloroso. Más doloroso aún que comprobar que su señor luchaba por su pellejo. Y no por el de su nación.

S I E M P R E A T L E T I.-

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran lección de Historia de lo que nunca tenía que haber pasado y finalmente pasó....
Enhorabuena por el articulo y sigue sorprendiéndonos!

The gunner dijo...

Muy bueno el artículo, sorprendente. Si te interesa un intercambio de links, contaca conmigo via http://fubolanonimato.blogspot.com

miguel diaz dijo...

Cierto es Cochise, cuántos buenos Atléticos se han dejado la piel por un señor que creían que llevaría al Atleti a lo más alto, cuando en realidad se estaban aprovechando de sus horas y trabojo desinteraso, con el sólo propósito de desvalijar mejor las cajas. A Rolando lo hicieron héroe mítico, a costa de la sangre de sus soldados y capitanes. Sin embargo, esta vez la historia será justamente escrita y los únicos héroes que quedarán de este desastre serán como los de la Legión: "héroes incógnitos todos". un abrazo. miguel

Anónimo dijo...

Menos mal que algunos no hacen el "Indio" y utilizan sus plumas para algo más que llevarlas en la cabeza...

Abrazos de Oso

Anónimo dijo...

Oscar, los que utilizan sus plumas para algo mas que llevarlas en la cabeza son muy pocos o estan escondidos...espero y deseo que esto cambie por el bien de todos GIL CULPABLE CEREZO MARIONETA!!! aunque siga recibiendo amenazas de los gilistas.....ATLETI, seguiré luchando....

Billie dijo...

Hablando de todo un poco... ¿cómo está la situación judicial de este hombre? Y del juicio del año pasado ¿hay sentencia?

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

Gil cometió muchos errores, pero son todavía peor los Cerezos y Giles de Marín de turno. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Fernando, lo cierto és que cuando gilmarin entro al Atleti con el padre se acabó de gastar pasta en fichajes, el padre compraba jugadores, este compra medianias y cuando llegó le dijo al padre: tssss en vez de 1000 en un jugador nos gastamos 300 en cuatro, asi nos luce el pelo.De todas formas no puedo ver a ningun gil....Un saludo.