De atléticos a indios y colchoneros, pasando por atletistas

"Y usted, no pise ese Escudo..."
Luis, presidente de honor

lunes, 16 de marzo de 2009

La estación del silencio (crónicas desde La Cero)

Atardecí con los puños bien cerrados. Sin la rabia insolente de la juventud. Vicente, harto de sentir bajo sus carnes el apellido “Dondevalagente”, se había propuesto aquella tarde dar un giro de timón a su andadura, pa marcarse una de puerta Cero. A la verita de otros coleguitas y coleguitos que, como él, cambiaron un ratito de barril por uno de barrila. A la quinta estrofa, sobre ese túnel que horada un Estadio edificao por antiguos socios masivamente daos de baja en la “era cluz” de la “égida alieti”, casi todos los hombres de Harrelson, ayudaos por los de Paco, e incluso reforzaos por los hombres G, habían tomao posiciones alrededor del acceso a la llamada zona “noble”. Y conminao a los asistentes, con ese deje flamenco a lo padre de farruquito, a que abandonaran la sala. Una de se-sienten-coño, na más que cambiando las posaderas por los pies. En polvorosa. Así, la parada del ruido, terminó por transformarse en la estación del silencio.

La ingenuidad, nos absuelve de equivocarnos. Y otros cientos de gentes del Atleti contemplaba desde la misma, como se sacaba del túnel cuales delincuentes a una camada de mendas y mendos, por gritar cuatro frescas. De las cuales, alguna, figura y tó en sentencia dictaminada por un tal Tribunal Supremo. Los capos de aquellos hombres de azul, vamos. Así, el panorama quedaba configurao de la siguiente forma: unas decenillas de tipos y tipas cercaos por los cuerpos de seguridá del Estao-s Quietos, cuyos delitos irían desde mangar de canis unas chuches en el puesto del barrio a defraudar unos eurillos ya de talluditos a esa Hacienda a la que clubes y SAD no pagan ni jartos grifa. Sus órdenes. Y, adentro, protegidos por un sinfín de hombres-hostia, la pareja benefactora, cuyo delito fue robar las acciones de un Club histórico, quedarse con la parte aportá por los pequeños accionistas y pulirsela en reformas de chalés en sus fincas segovianas, toledanas o abulenses. Y, ¿la venganza es un trasto tan inútil?. Contésteme, doña Menda. O usté, don Mendo.

Descreo de la razón de la mayoría, y sus abrazos propietarios sin salida. Vicente, ha roto definitivamente con el sustantivo “gente”. ¿Será quizás por esos programas-tirria de la tele que llevan ese título?. ¡Quién sabe…!. El caso práctico es que se encuentra mu agustito, cual torero en feria tonadillera, en medio de aquella minoría absoluta. Haciendole una peineta a los creadores de opinión de la prensa deportivo-generalista. De general de división. De división inmobiliaria. De inmobiliaria-aria. Donde solo los más altos, más guapos, con los ojos más azul prescripción y los chalés y terrenos más sobornables, subsistirán en este reino de los cielos. ¡Oh, cielos!, que diría Tristán. En tanto Vicente saluda a don Anónimo. ¡Cómo va todo?. Bien, ya ve, gritando un poquillo desde el otro lao de la puerta de Brandemburgo… ¿Y no se podía pedir permiso para hacerlo legal?... huy, jodío, creo que piden DNI spa cortar miembros o miembras en caso de nubarrones; además, manifas el día de partido, como que… Un placer, como siempre. “¡¡Que se vayan, diles que se vayan…!!”. Y en mitá de la estación del silencio, con sus villanos que algunos llaman héroes, se levanta el asfalto. Pa susurrar que apuremos el tiempo. Que ya nos meten dentro. Del Campo, hombre. Y por voluntá propia, caballero. Todavía…

Te hicieron SAD, y ahí te consumimos. Tan voraz se antoja el concepto de clientela que Vicente, en un arrebato visionario, cree ver en aquél discurrir de la masa a través del cemento de los vomitorios, brotar unos tubillos en punta que vomitan gas mostaza. Pa convertirnos en perritos, quizás. Modelo falderos. “Tuviste que haberte apretao un güisqui menos, fiera". “¡Y un huevo!- sisea la contra-voz- A ver que cristiano se zampa sobrio el holocausto…”. Una vez dentro, lo de siempre. Atleti. Esa fibra en fase inicial o terminal, que te conecta al Futbolín. Donde en ocasiones, los muñequitos cobran vida. Y pasta, mucha pasta. Y cobran hasta las primas atrasás. O pretenden pactar las venideras… O solo por orgullo, vuelve a decir en voz muy bajita ese doble que se hizo la picha un lío caminando por las veredas de los mundos de yupi…
Este es mi sitio, y este no es mi Atleti. A riesgo de que quede como el culo soltarlo tras una dupla de partidazos, con goles hasta de saque de esquina. Cuando no solo los muñequitos del tapiz, sino incluso las manos-rotas que se aferran cula clavo ardiendo a los mandos, parecen hasta cojonudos. No, este no es mi Atleti. Aunque en ocasiones hasta me alegra y, sobre todo emociona al contemplar esa camada de crios que salen henchidos del Estadio las menos veces, suponiendo un lunes más digno frente a sus compañeros-tabarra de pupitre. Mi Atleti, sigue secuestrao. Atleti sumergido, en los prescritos clandestinos.

(P A R A) S I E M P R E A V A L A N C H A.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Enorme Luismi,enorme...ademas de enormemente triste lo que sufre ese club y los que sufrimos ese sufrimiento...

Jodido por todo esto y por como despues de 33 años...seguimos igual de amordazaos por los petrorianos del sistema..."su sistema"...el de los democratas convencidos,el de la democracia de trajes de 2000 pavos,jueces con rifles de largo alcance y mendas con bragas finas...LA DE LOS DE SIEMPRE...

VIVA LA DEMOCRACIA¡¡...gritan los que llevan en el pescuezo y en su sangre agria la "marca" de ese autoritarismo cuartelero con olor a torrezno,misa de 12,puro de despues comer,puta de sobremesa y cigala pa cenar...(con chanchullito de terreno o concesion por medio)



Que se vayan a reir de su puta madre

pobre atleti y pobre gentes...

Anónimo dijo...

Está claro que, para algunos, los partidos del Manzanares comienzan una hora antes de lo que dicen 'los papeles'.
Como siempre, las selectas minorías no saben de 'Vicentes' y van a donde creen que se defiende la verdad. Esa verdad que disimulan o ignoran los que deben propagarla para cumplir su sagrado deber informativo.
Un abrazo, Cochise, y hasta la próxima jornada ribereña.
b