De atléticos a indios y colchoneros, pasando por atletistas

"Y usted, no pise ese Escudo..."
Luis, presidente de honor

lunes, 29 de junio de 2009

Madrid, 9 de septiembre de 1963.

Con este encabezamiento, comenzaba una carta del entonces vicepresidente del club de Chamartín, Raimundo Saporta, cuyo destinatario era el por aquellos tiempos presidente, Santiago Bernabéu. La ingente tarea de Bernardo Salazar en estos casos “opacos”, como en tantos y tantos otros, permitió que saliera a la luz (a secas, pues “pública” es otro cantar) reproducida en la página 75 del tomo 8 de la colección que el diario as dedicó al otro club grande de la capital, allá por su Centenario, elaborado por el señor Salazar. Aquí está:
http://img3.imageshack.us/i/cartasaporta.jpg/
No, no teman, no pretendo, ni sé, ni quiero hacer un artículo (más) para mayor gloria de seres e instituciones superiores en mitá del nacionalmadridismo que, cuales Gestapo-loquequiero, han tomao las redacciones y platós de este mitá santo, y mitá puto País. Más allá de las conclusiones que cada cual saque de la nota, chocan las dos últimas líneas, que preceden al “etc”. Dicen así, textualmente:
· Supresión de las ayudas a la prensa (cuesta dos millones)
· Supresión de los viajes de los periodistas con el equipo (cuesta dos millones)
Pido que conste en acta.


Porque después, toca meternos con la actualidá. Y contemplar como sistemáticamente, en un ejercicio que pudiera tratarse como corporativista, ingenuista, o simplemente escapista, en la época corriente y moliente se tiende a tachar de locos o aventuraos a todos aquellos aficionaos que ponen en entredicho la honradez profesional de algunos periodistas o medios. Por medio de los famosos “sobres” que, dicho se a de paso, ni ha de ser tan gilipoyas el emisor de transmutarlos en dinero, con nota a lo Saporta incluída; ni tan cretino el receptor de airearlos, ni por supuesto exigir la extensión de correspondiente factura con IVA. Ni siquiera preguntar si aquello es desgravable.
Pues llegados aquí pueden ocurrir tres casos: uno, que lo que se hacía en el muy menos mercantilizao Fútbol de los sesenta, ya no tenga prolongación. Una cosa de antiguos,vamos, que ahora no se hace. Dos, que se siga practicando en la cuota de pago fijada por entonces, actualizada a los euros+inflacción. Y tres, que se haya superado la cifra en ese documento estipulada. Pero más actualizada a una Hacienda por entonces residual, y ahora capital, con lo que toca silbar a la hora de hacer lo mismo. Pasar a labios en “O” melodías tipo “te doy una exclusivita”. O aquella que decía, “te aseguro un par de entrevistas con mi estrella”. Incluso, “os invito a mi chalé”. O “toma este detallito por Navidá…”. Grandes éxitos que se canturrean, pero que nadie oye. Ni, por supuesto, nadie firma. Como tampoco están escritos en partitura alguna; si no es aquella incauta de mediados del siglo pasao… Rara o tonta avis.

Pero, ¿a cambio de qué?. ¿Con qué especias juega el otro mercader, el de las palabras, pa recibir estos presentes modelo paja mental?. Desde que el terrible Aníbal Lecter, rodeado de corderas, pronunció con la solemnidá de todo un Anzoni Jopkins aquél lapidario “quid pro quo”, me he permitido el lujo de quedarme la frase, sin que la SGAE me persiga. Monetariamente, y hasta el momento… Y pienso, cual monigote de Descartes, ¿cuál es el precio tasao?. ¿A razón de que prebendas se orienta o dá un golpe de timón a la información, según sople el viento de levante o poniente?. Entonces, escucho cuñas de radio, cuyos patrocinadores son o están relacionados con empresas del directivo en cuestión. O anunciarse por videomarcadores libros infames, como si se tratara de bes-seler. Periodistas que se regodean de almorzar en un restaurante de a quini y pico con ciertos dirigentes. Jornadas de yate, vino y rosas. Denuncias directas, y censuradas, con ofrecimientos de parné en moneda de curso legal. Invitaciones a actos públicos. Apologías de apellidos en las ondas, los rayos catódicos o ediciones impresas. Condecoraciones a la carta. Ponencias fardonas. Trabajitos clase “B”….
Un maremagnum, en fin, que viene a ser como el eslabón perdido. Se sabe que existió en algún momento, pero a ver quién cojones lo encuentra. Y le endiña nombre, apellido y DNI.
Con fecha, firma y cantidá, como en esa misiva de 9 de septiembre de 1963.

Entretanto, los comunes de los mortales nos tiramos pilas de trastos a la cabeza discutiendo sobre acciones, futuros o nombres veraniegos en candelero que, no se sabe muy bien en base a qué intereses subterráneos no puestos sobre el tapete responden. Existe una parte, que cree en el periodismo, como fuente de información a lo manantial: pura y limpia. Y se amorran al “que fulanito ha dicho” o “lo han comentao en zutanito-spors”. Palabrita del niño Jesús. Creyendo a pie juntillas en muchos de los casos, que la verdá, la imparcialidá y la honestidá pervive por encima del mercantilismo, las estadísticas y los sares esos de audiencias. El Periodismo, siempre nos trae nuevas centrales nucleares.

Y los neutrones, están ahí. Luego depende de los físicos de turno si con ellos se hacen resonancias magnéticas o bombas nucleares.


1 comentarios:

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

y cuanto se pagará hoy o algunos se "venden" incluso por nada ????

un abrazo.