De atléticos a indios y colchoneros, pasando por atletistas

"Y usted, no pise ese Escudo..."
Luis, presidente de honor

martes, 28 de julio de 2009

Comisiones hombreras

Dice la Wikipedia al respecto que comisión es un tipo de contrato utilizado en comercio por el que el comisionista se compromete a realizar un acto u operación mercantil por cuenta y encargo de otro, el comitente, siendo responsable de los resultados y percibiendo una remuneración por su conclusión llamada “comisión”.
Como el percal pudiera degenerar si se hace gala de un lenguaje jurídico que desconozco en un algo así como “el contrato de la parte contratante…” del admirado Groucho, vamos a plantear el tema desde el ángulo más profano y, si se prefiere, ingenuo: la calle. Qué sabe, piensa u opina el aficionao de a pie respecto a esta horda de representantes, comisionistas, asesores y demás pléyade de arrimaos sobre la figura del jugador de Fútbol profesional. Preferentemente, con buen cartel, que es donde más reluce el oro que lo circunda.


Aunque esto de la comisión sea tan viejo como las vetustísimas naves fenicias, hubiera pasao más desapercibido, más cerrao a ámbitos comerciales, de no ser por la llegada de estos personajes a las playas fiscales del Fútbol. Haya bandera azul, amarilla o roja. La profesionalización rayana en la aberración que sobre algunos nombres y clubes fue tomando cuerpo a partir de la década de los 80, abrió un nuevo filón monetario alrededor del Balompié, capaz de atraer progresivamente a personajes cuyo medio de vida se basa principalmente en su cualidá de intermediarios. Esto es, estar en el sitio y momento adecuado. Y tener un poco de vistilla primero, y una legión de vistilleros pateandose los campos después, pa trincar en el cebo al campanu de temporá. Y venderlo a los buenos restaurantes que por su chicha se parten el jerón. Pero tampoco es que sea imprescindible ser un caña de oro, no. Cientos de miles de salmonetes, salmones y salmonazos remontan corrientes con la ilusión por branquias a través de todas y cada una de las aguas con olor a Fútbol que recorren las venas de esta Patria. Muchos de ellos, son salmones-melón, de los cuales intuyes, pero… Otros, disparan un cantazo a pufo que echa p´tras, mas es factible que, comisionista por medio, se pueda envolver en papel de seda con lacito de “ai loviu” y ponerlo en el mercao a lo “salmón del siglo”, por si alguna bodeguilla pica. Curiosamente, en estos casos, el comisionista en cuestión puede embolsarse una cifra superior al traspaso del propio pelotero-salmón-melónpepino. En su fuero interno, y en la ley no escrita, meter un truño de estas características, merece premio. Y que lo logre sin apañar un video a lo yutube, recopilando sus diez mejores remates y sus ocho más excelsas jugadas (al loro con los más de cien cortes que quedan en la papelera de reciclaje), tiene su aquél.

Los comisionistas, pertenecen a una estirpe de seres directamente proporcionales a las apariciones en prensa de su representado. Factor capital de los bulos venariegos y de los otros. Leiv motiv de las filtraciones. Pequeños o grandes imperios cerrados, donde sólo debería entrar Hacienda, y parece que poco. O de refilón. Pero, joder ¿entra…?. Así, el aficionao nº 1903 no comprende cómo en un traspaso de un jugador, el club vendedor puede decir que ha cobrao 40, mientras el comprador reseña en su página de Internet, que han sido 32. Y el aficionao nº 1903, que dejó las peyas ya pa´l Insti, tira de mates egebianas, y se encuentra que de uno a otro, le faltan 8 kilitos. Así, en diminutivo, que es como se trata estas cantidades cuando el tema va de moverlas por espuertas. Pero, que con 8 kilitos, él sabe que le hacía una peineta aragonesista al cabronazo de su jefe. De por vida. ¡Coño, si con la lotería hacía menos cuentas…!. O sea, que por la muvi esta del traspaso de un menda, existe el caso de que otro allegao pueda vivir lo que quede a cuerpo de rey. Sin dar maldita patá a un bote.

Y no veas cómo jode eso de que se levante la leña sólo por hacer el “egipcio”. Con sus dos manos en horizontal, y brazos levemente flexionaos. Jode, porque el aficionao nº 1903 piensa que no están sus abonos, sus pinchazos, sus camisetas, sus viajes y demás, pa dar de comer a esta gente y sus hijos. Que son perfectamente inútiles, y que acaso fastidian el Fútbol más puro en el que cree. Que se llevan una cifra gansa por no hacer ni el huevo. O pringar una vez cada contrato en vías de extinción. Y que, en fin, son esa parte culpable de que los precios suban sin control, sin que se lo lleve quien se lo ha currao. No hace falta tampoco ser marxista pa entender que la tierra, pa’l que se la trabaja. Como con el precio del tomate. Sí, aquél objeto comestible redondo que cada vez sabe menos a tomate… Y que el sembrante lo cobra a 4 y pocos céntimos el kilo; pa encontralo en los mercaos a casi dos euritos el mismo peso. Los lazarillos de esta España nuestra, ya no van en harapos. Ni es menester que se busquen ciegos.

Aunque el mundo del comisionismo no es excluyente. En él, pueden entrar presidentes de clubes. Directores deportivos. Consejeros delegados. Líneas editoriales. Cadenas enteras de radio y TV. Y todo un elenco de seres en contacto con este mega-mundo deficitario, donde nadie toca nada de la caja. Si acaso, lo ponen.

El comisionista, existe. Campa por el fútbol como un elemento más, y se asumen sus garbeos. Es un tipo totalmente institucionalizado. Pero, ¿por qué no se publican sus ganancias a cada movimiento?. Algo así como las fichas que hacen cobrar a sus representados. A poder ser, como ellos; limpios de polvo y paja.
Todo esto, respecto al “comisionista VIP”. Que lo que hay y se hace sobre los chavales de las canteras, se cuenta es pa echar de comer aparte…


1 comentarios:

Billie dijo...

Amigo rojiblanco, perdón per el spam pero quería anunciarte a ti y a tus lectores el nacimiento de la Peña Quinielística Pobre Atleti. Disculpa las molestias, muchas gracias y sería un honor que jugaras con nosotros.

P.D.: Especialmente interesante es el fenómeno del comisionista en el Atleti. Aunque aquí es juez y parte. Saludos.