De atléticos a indios y colchoneros, pasando por atletistas

"Y usted, no pise ese Escudo..."
Luis, presidente de honor

lunes, 14 de septiembre de 2009

Crónica de un despertar anunciado

Hay mañanas en que uno no necesita ponerse la alarma pa despertarse pronto. Bastante pronto. Debe de corresponderse con aquellos días señalaos, en los que igual se puede hacer la comunión, que tener tachao en el calendario la primera salidita a la disco con tu amor platónico de temporada. Como tampoco es condición indispensable ser niño pa estrenar zapatos nuevos. A Vicente, que es más de playeros, le pasó un poco de todo esto aquella matinei del 12 de septiembre del año de nuestro Señor de dos mil y nueve. Casi 13 años después de la apropiación indebida cometida sobre el Club Atlético de Madrid. Catorce temporadas después de que el socio del Atleti votara por última vez. Así es que Vicente, a quien le había dao tiempo solo a vivir aquello en esas épocas donde las nenas y la fiex eran más importantes que las urnas, sentía un pálpito mañanero especial. Solo con recordar que, llegada la tarde, podría juntarse con un puñaillo de gentes del Atleti que aún revindican esa vuelta a la papeleta en estos duros tiempos de democracia. Donde todos los españoles somos iguales, pero unos más que otros. Donde la pluralidá es una extraña diatriba bipolar, que pasa por ser de Chamartín o del Camp Nou. Del PP o del PSOE. De Marca o As… Bueno, los que están (o más bien estuvieron) en la tercera vía, y respetan valoran y reconocen la cuarta, la quinta y hasta la última, se darían un homenaje de mini-masas. Concretamente entre 14, que fué la cifra oficial en que don cooperador necesario tasó el peso de este “pelotón de los torpes”. Acaso, alguno más, si al mogollón se uniera todos aquellos del Atleti que se han sentido estafaos esta temporada por el apartado “fichajes”. “¿Cuántos seremos?”, se preguntan unos ante el bacileta tirón del Internet. “¿Cuántos serán”?, inquieren otros mientras ponen su maquinaria gobbeliana al servicio del estado golpista… Y entre dimes y diretes, a Vicente le pilla la pregunta del millón desayunando frente a la última de Marca. Hacía que no compraba un periódico… Tanto, que no había reparao en la destrucción masiva que las nuevas tecnologías han provocao en los kioscos de su barrio y aledaños. ¡Copón, hasta que encontró uno…!. Y allí estaba un tal Yimi Jiménez-Arnau, que no tenía ni zorra fuera del Atleti. O al menos, le mostrara una digna simpatía. Zurrando la badana a estos “bicéfalos de fotomatón”, capaces de producir la “versión B de coge el dinero y corre”. A Vicente, que no es mucho de estos programas rosa palo donde figuran personajes como el tal Yimi, se le escapó una segunda concesión a sus principios: “con dos cojones, vividor”.
Más tarde, llegaba a la segunda carta abierta del “gil mocoso”. Algo menos prolífico que la agrupa en estas cuitas epistolares. En ella, entre palos y zanahorias, echaba el charlote al personal por no haber suscrito acciones en ese aciago 1992. Por haberse dao de baja más de la mitá de la masa de socios, al subirles las cuotas al doble. Por no llevar los 15.000 que tragaron con el impuesto revolucionario las 8.500 calas por acción (a don cooperador le salieron a 850) en metálico a las ofis, con las transferencias bancarias en pleno apogeo. Así es que, ante la minucia de los 112 kilos aportaos por el pequeño accionista sobre los 2.200 del capital social estipulao, al escribiente oculto, a su padre y a su cooperador necesario “solo” les quedó la salida de robar el resto del accionariado. Incluidos esos 112 kilos “obreros”, que fueron a una cuenta de Promociones Futbolísticas S.A. Indigentes, que sois unos indigentes. Plagaitos de putas y yonquis.


Por algún lugar a la espalda del Fondo Sur, Vicente se tropieza voluntariamente con parte de la sección Disidencia. Se llaman así, porque no hay general ni tablas de Moisés que les agrupe. Igual, ni las quieren… Son lobos, gentes de Club que han quedao relegaos al ninguneamiento, la mofa, el marcianismo o el misticismo. Beben, charlan, rien y lloran como el más común de los mortales. Hasta sienten y padecen y, si se les pincha, sale sangre. ¡Tienen sangre!. Tanta, que no hay venas suficientes pa darles redil. Porque de sangre están hechas las rayas rojas que se descuelgan sobre el Escudo. Y que otro ponga el color al sudor y a las lágrimas. Vicente, a quien no le ha salido de los huevos que le cobren dos bazas el abono zotal ese, pregunta por las vacaciones, la familia y esas cosillas de verano azul. Bueno, ¿todo bien?, pues al lío. Que son en punto.
Abajo, en el vocel donde la temporada pasada estuvieron helándose los huesos y calentándose el alma un millar de gentes del Atleti a puerta vacía, estaban los adelantaos de la movida. Paraos a golpe de azul y caballo, chapando un túnel donde viven algunas personas que no están en el trullo por una mera cuestión de días. O no tener antecedentes. En un País donde sigue siendo más fácil quemar un bosque que robar una barra de pan. Ahí, se estaba juntando una marabunta de tios y tias, cercaos por la poli, cuyos delitos pasarian desde hacer botellón a robar de canis unas chuches en la tienda del barrio. O hacerle una trampilla de cientos de euros a Hacienda, con paralelas ipso-facto; en tanto los inquilinos de esa puerta cero mantienen millones de euros con el fisco en el alero. No es de extrañar que, entre unas y otras, se levantara un pasquín corte oeste, donde figuraban los caretos de apropiador indebido y cooperador necesario bajo la leyenda “wantes blancos”. Se leyera una pancarta con el epígrafe: “Nuestra memoria no prescribe”. O se entonara un cántico a viva voz: “¡Nuestro Estadio, vuestra deuda!”. Y Vicente, se sentía de cine no subvencionado entre aquella marea de mentes que sintonizaban en “Onda Club”. Tanto, que se puso a cantar con ellos. Teniendo presentes a todos aquellos que no están en físico, pero sí en mente. Vivos o muertos. “¡Que se vayan , digo que se vayan, digo que se vayan, de una puta vez…!”. Y esa alma hecha gente, comienza su peregrinaje a los pies del Estadio que está en pleno corredor de la muerte. Antecediendo, quizás, el propio destino del Atleti… Vicente se saluda con compañeros de fatigas, intrigas y pensares. Un articulista de LVR. Y otro… Dos enciclopedias andantes del Atleti, una ataviada con una preciosa Camiseta del Atlético Aviación; la otra con unas canas y señorío que van desprendiendo Eau de Atleti por donde pasa. Una chica perdida en los anales de las primeras guerrillas. Un hombre-tesón de Señales. Un incombustible joven de Infierno. Un ex_frentista. Otro en activo. Partisanos de colchonero.com… Todos gritan “no nos mires, ¡únete!”, a otras gentes del Atleti que fotografian la marcha desde el tendido de prudencia. En este Atleti SAD, casi todo es tan circense… Cuando se coge el Paseo de los Melancólicos, la alegría es latente. En un acto de procreación-flecha, los 14 se han convertido en algún millar. Son muchos, según comprueba Vicente tomando como atalaya un par de ruedas que le hacen las veces de zancos. Siempre con los grandes éxitos de la disidencia como banda sonora a aquél peregrinaje que seguirá persiguiendo un Atleti digno. ¿Es que existe otro tipo de Atleti…?
La serpiente bicolor se detiene en la puerta 5. Ha cogido bastante “carne” a través de su camino. El túnel sigue chapao a los gritos, como aquél viejo que solo escucha lo que quiere oir. Se colapsa el tráfico entre los que llegan y reculan. Hay más caras conocidas de por medio. Un tipo se deja fotografiar el pecho, donde un rótulo de “gil” atravesao por la diagonal en rojo de “prohibido” sustituye la elipse original del patrocinador coreano. Algunos sostienen con firmeza una pancarta donde se escribe “Sociedades Anónimas Delictivas”. Un atlético en silla de ruedas intenta salir del atolladero. La mujer del puesto de pipas sonríe con malicia. Por las cristaleras azul prescripción, se dibujan las siluetas de algunos curiosos que han decidido ver los toros desde la barrera. O les han hecho decidir, que la SAD no es que sea modelo de democracia… Cuentan que allí se dió el apogeo numérico. En la retirada, que no huída, figuran dos tipos que se funden en un abrazo. Vicente piensa que puede ser de efusividá, de un par de mendas que hace la tira que no se ven… O de emoción. Porque el acto, desde luego, ha sido muy emotivo. En especial, pa esas gentes del Atleti que llevan dando el callo ladedios.

Vicente, cruza los vomitorios a los 6 minutos de comenzar el encuentro. Solo. Toma asiento en un Grada de la que se han borrao dos amigos. Y su hijo mayor, un cabroncete de agárrate y no te menees, que era las delicias “guerrilleras” del sector. Te reservamos el sitio, Pablete. Entretanto, síguete batiendo con la infantil dignidá colchonera en tu cole. A los 10 minutos, Vicente se arranca con un “don cooperador, cabrón, fuera del Calderón”.
- ¡Joe, no te ha seguido ni Dios…!- comenta el vecino de auriculares caídos.
Desde el Fondo Sur, se marcan los primeros compases del Himno del Metropolitano. Vicente les sigue en la sintonía. ¡Con lo que le pone aquél viejo Himno…!. Pero, como el impass de don cooperador, se queda soliplás en la partitura. Le golpea en el brazo al auricularista:
- ¡Otra vez que me he quedao solo!. Es que aquí, se canta poco todo…
A su verita, un tipo se descojona en clave menor. El Fondo Sur, retoma la mecha con el Himno del Calderón. “¡Uy, ya ni el Himno…!”. Algún conato de griterío contra la directiva alumbra. En ningún caso, igualao en decibelios a la bronca que se lleva el lateral derecho que ha venido a rellenar el hueco del vendido en la prórroga de agosto, cada vez que intenta un centro. En la curva del Fondo Sur, se produce una enganchá. Alguno pretende quitar una sábana rotulada que reza: “el productor del destape nos deja en pelotas”. Hay lío. Empujones, y gente que se levanta a silbar por el entorno. Al lao de Vicente, un tipo se altera:
· ¿¡Qué es eso de quitar pancartas entre atléticos!?. ¿¡Quiénes están quitando pancartas…!?
Y después, gol. Un gol que, como venía siendo bastante habitual y jodido, Vicente saltó a medio gas. A medio aplauso. Nunca creyó que sentiría así de descafeinao un gol de su Equipo… Y un poco más tarde gol, también. En nuestra portería. Eso, sí que sigue dando mucha rabia… El día que se alegre a viva voz por ellos, tendrá que dedicarse a la cría del caracol en cautividá.
El bocadillo. O unas birras tuneás con limón, que el licor y los chanchullos, no son coto pa la plebe. Están en otros laos que dicen “nobles”. “Bueno, habrá que echarlas con un par de compañeros de colchonero”, piensa Vicente.
Y luego, reyes. Subproducto de una subdirectiva en una SAD subrrealista que tiende a convertirse en un submarino capitenao por subdelincuentes, protegidos por subintereses defendidos por sub... Muy “sub” todo. Excepto algunos cánticos en do mediana que, junto a retales de tela donde se expresa “directiva, fuera ya” o el sempiterno y nunca contradicho en muchas temporadas “otro año, otro timo”, dejaban latente que hay gentes del Club que están encabronaos más allá de que abajo no se le gane a un equipo de media tabla con 10 efectivos.
Por los videomarcadores donde se anuncia el bes seler de manolete (tu boca es un ojete), pita el primer gol del Barça al Getafe. Se oyen algunos aplausos. Vicente, se mete la cabeza entre las manos. “Manos-manos-manos; no zarpas-zarpas-zarpas…”. En la Pradera, el fútbol desierta en masa, oliendo quizás que a aquél escenario le quedan dos telediarios y una plusvalía. A veces, viene. A ráfagas. A golpe de un orgullo aún no enterrao del tó… Pero vamos, ya lo dice don cooperador, cuando nos cuenta sus películas: “los del Atleti (…) tampoco necesitamos títulos, nos conformamos con remontadas como la del Villarreal…”. En estos pensamientos, segundo gol de los catalanes. Secundao por la nueva preceptiva moda de aplaudir los goles del que hace no mucho fué nuestro rival en Liga. A la segunda jornada de transcurrido el Campeonato. Con un “¡a tomar por el culo, hombre!”, Vicente toma las escaleras del vomitorio. Y acaba de ver el simulacro de encuentro, junto a un número de la Cruz Roja. Que le parece vikingo, el jodío. Pero sintoniza y respeta mucho más lo que fué, representa y en lo que se ha convertido el Atlético de Madrid. Interrumpe la conversación , pa soltar un “gil, ladrón, fuera del calderón” en perfecta metralla. Con lo que le queda de voz. A su alrededor, ya no le queda voz a nadie.
El árbitro pita el final. Entre un amago de protesta. Que queda envuelta en las notas del Himno, subidito de decibelios, que suele acompañar los epitafios deportivos. Nos quitaron el Club. Nos quitaron las almohadillas. Nos quitaron el voto. Nos quitaron las pancartas. Nos quitaron el abono. Nos quitaron la sentencia popular a voz al final del partido. En plena “democracia”. Vicente, sale meneando la cabeza. Guiñando el ojo a un tipo que sostiene en alto un cartel donde figura una antigua portada del diario “Marca”. “Vendemos el Atleti”, rezaba el pasquín . Y debajo, “la familia gil se sacrifica por el Club”. Curioso que, con la que estaba cayendo, Vicente abandonara sonriente el Sagrado. Escojonándose, conforme bajaba los escalones, agarrao de la mano del Club de sus amores.

Después de volver a personarse enfrente de la puerta 0, donde esta vez los cuerpos de seuguridá del Estado, si dejan asisitir; y darle las “gracias” en persona a don cooperador y el que le tira de los hilos, por la apropiación indebida como leiv motiv, y el “partidazo” de turno como sucedáneo, Vicente se encamina a su aparcamiento. Mientras llega y no, echa primero un meo. Y luego, escribe una nota en tanto se aprieta un plajo en los ángulos de un banco. Bajo una farola. Con ella en el bolsillo,s e aproxima a su vehículo. Y la deposita en el de al lao, cogida al abrazo del parabrisas.
Cuando el individuo llega a su coche, se encuentra con el posit. Tiene un escudo en chiquitito en su parte izquierda-superior, como un membrete no-oficial. Y pone así: “El día 12 de septiembre, a los 106 años de la fundación del club Atlético de Madrid, sus hijos se multiplican en pos de sacarlo de manos sucias. Manchadas. Inútiles. Revertir ese sentimiento extranjero de pupismo y “cuarta-opción-si-eso” que se ha agarrao como sanguijuelas al sentir de la Grada.
No hemos llegado. Aún. Estamos en el proceso. Y algún día seremos tantos como acciones robasteis del Club. Lo sabeis. Entonces, con la cifra hecha, nos arrogaremos a la ley del talión. Y solo los dioses saben si la ira acumulada podrá seguir encauzándose sin violencia.
La hicisteis. La continuasteis. Y no la quereis pagar…”


2 comentarios:

Arturo dijo...

jooeeeer como me dejas el cuerpo, Lobo...

lo guardare sin dudarlo e la carpeta de GRANDES TEXTOS, Gracias por estas
cosas que plasmas...Siempre sorprendiéndome con tus formas y hechuras...

Espero que este tooo de Lujo y que hayas pasaooo un gran verano...

Un abrazazo fuerte y unas birras...

Pd: estaré en el partido contra el Zaragoza, a ver si nos vemos...

miguel diaz dijo...

Esto es una carrera de fondo que acaba de empezar. es fundamental controlar los tiempos y los esfuerzos. un abrazo. miguel